Los servicios secretos británicos consideran “factible” que la pandemia de coronavirus tuviera su origen en un laboratorio de investigación chino. Ni pangolín, ni murciélago, ni gaitas gallegas. Que no, que el inmundo bicho con nombre propio ha salido de un laboratorio, sea por accidente, por descuido o con mala fe, el Instituto de Virología de Wuhan está en el punto de mira.

Los que abonan la teoría de la conspiración están más cerca de la verdad que el resto que se ha conformado con lo que han contado las autoridades chinas, una sarta de mentiras que sólo la OMS ha tragado. Al hilo de lo dicho por el espionaje británico, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, también ha reaccionado en el mismo sentido, cuestionando a las autoridades chinas que se defienden como gato panza arriba.

Esta línea de investigación que Estados Unidos se toma muy en serio, estaría respaldada por el informe de inteligencia publicado por el ya ex presidente estadounidense Donald Trump en uno de sus últimos actos al frente de la Casa Blanca. Este informe sostiene que hubo contagios de entre trabajadores del Instituto de virología de Wuhan ya en 2019 con un virus similar al SARS-CoV-2, causante de la actual pandemia.

De confirmarse lo descubierto por la inteligencia británica, China será culpable de las más de 3,5 millones de muertes en todo el mundo que se ha cobrado el coronavirus

Miedo me dan los laboratorios y los institutos de virología, se levanten donde se levanten, porque del accidente, del despiste y de la mala fe y las ganas de acabar con el mundo por una cuestión de venganza, no nos libra nadie. Al final acabaremos descubriendo que el Gobierno chino ha ocultado el origen real del virus. Precisamente en ello trabajan los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses. Obviamente, Pekín niega de forma insistente cualquier extremo en ese sentido pero me da que ya no cuela.

De confirmarse lo descubierto por la inteligencia británica, China será culpable de las más de 3,5 millones de muertes en todo el mundo que se ha cobrado el coronavirus. Un peaje excesivamente alto para un error descomunal del que el país asiático no se hace responsable. Según los servicios secretos, los chinos van a mentir siempre. Lo de toda la vida, nadie da la cara, nadie pide perdón, nadie entona el mea culpa. Existe una cada vez más creciente evidencia de que la pandemia comenzó en un laboratorio chino y que el Partido Comunista del país oriental lo encubrió. Esa es la teoría más extendida en Estados Unidos que culpa al Gobierno de Xi Jinping de la muerte de casi 600.000 estadounidenses.

La teoría de la conspiración ha dado paso a la duda más que razonable que los servicios de inteligencia británicos siguen investigando.