Lo que no ha hecho el ‘bicho’ lo ha conseguido la nueva factura de la luz. Un papel que incluye tres tramos diferentes de precios al día con los que se intenta forzar a hogares y empresas a ser más eficientes en su uso energético. En ese intento se nos han ido los hábitos y costumbres que se habían enraizado en nuestro día a día.

Desde el día 1, como por la noche, ceno de madrugada y desayuno como puedo. Todo en función del papel en cuestión. En lugar de discoteca para materializar el ocio nocturno, me pongo la lavadora que en lo que dura el lavado, se marca por igual una bachata, una rumba, un merengue o una cumbia, dependiendo de la cantidad de ropa que introduzca en el tambor. No sé qué pensará Mayte, mi vecina de abajo, aunque me da que ella hace lo mismo. Porque, a ver, tenemos que ahorrar y como nos han jorobado las horas de mayor consumo poniéndolas caras de narices, tenemos que adaptarnos. Sólo que en lugar de poder hacerlo poco a poco, nos han empujado a hacerlo de sopetón. Y los sopetones no son buenos.

Servidora tiene una especie de “jet lag” doméstico que no puedo con él. Si esta era la normalidad que nos aguardaba, prefiero volver al pasado. Estoy esperando que Jesús Carnero, magnífico electricista y asesor de servidora, me dé una serie de instrucciones al respecto de cómo usar los distintos electrodomésticos de casa, para intentar regularizar esta situación que nos ha complicado la vida a todos los españoles.

Me vienen a la memoria, porque hay que tener memoria para todo, aquella arenga de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy, a propósito de la factura de la luz, echándole en cara aquel famoso: “Señor Rajoy usted nos sale muy caro a los españoles”. O las palabras de la ahora ministra Irene Montero, diciéndole al Partido Popular que los pobres consumidores, se las veían y deseaban para “poner la calefacción a horas o buscando la mejor hora para poner la lavadora”. No tuvieron perspectiva de futuro. Con ellos en el poder la cosa no solo se ha complicado sino que ha empeorado.

Ojo, con las horas punta, las valle y las llano. No es que parezca una montaña rusa, es que lo es. Hacerlo todo de doce de la noche a ocho de la mañana, para tratar de ahorrar es un engorro monumental a sabiendas de que el coste en horas punta supone un 118% más. Nos vuelven locos. Me voy a la cama. El nuevo sistema de factura, me ha cambiado la vida hasta este extremo.