Me parece una bajeza y una indignidad lo que el Gobierno de Marruecos hace con los súbditos del rey Mohamed VI: mentirles. España no es El Dorado y el rey alauita lo sabe. En España no se atan los perros con longaniza, ni siquiera con chistorra. España también está en crisis como tantos países de nuestro entorno. España no es una bicoca. Si no hay trabajo para los de dentro, malamente habrá trabajo para los que llegan de otras latitudes. Además, decir a los marroquíes que Cristiano Ronaldo jugaba en Ceuta, para provocar, entre otras provocaciones, la avalancha que se produjo días pasados en Ceuta, es vergonzoso y canalla.

Lo que Marruecos ha hecho con jóvenes y niños es de una depravación desconocida hasta ahora. En un momento dado, España se vio sola. Si no es por el respaldo, creo que sin fisuras, de Bruselas, no sé yo cómo habría acabado esa invasión en toda regla. Invasión de la que vamos a tardar mucho en recuperarnos. Invasión que puso de manifiesto la necesidad que España tiene de sus Fuerzas Armadas, un ejemplo de solidaridad y de compromiso, y de sus Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que, una vez más, nos han dejado sin palabras.

Marruecos no cede. Prosigue la presión iniciada con distintos intentos de asalto en Melilla. Más de seis mil personas habían planeado o lo habían hecho por ellas, su entrada ilegal en España por medio de saltos en diversas zonas con el fin de dividir los esfuerzos de los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional a los que tuvo que unirse el Ejército español del que tan orgullosos nos mostramos todos los españoles de bien. Unos y otros lograron evitar las entradas masivas. Tan sólo, y son demasiados dada la situación actual, 30 personas lograron su objetivo de acceder a la Ciudad Autónoma. Todos de origen marroquí. Me temo que Europa, la Común, tendrá que hablar y actuar con más contundencia. Y eso que Europa paga bien a Marruecos. Hablo de euros contantes y sonantes.

Esto tiene pinta de no acabarse nunca. La próxima andanada puede ser directamente al archipiélago canario o a Cádiz. Vamos a tener que resucitar a Don Pelayo para que intimide un poco al invasor. Cierto que en cada soldado español, en cada guardia civil y en cada policía nacional hay un don Pelayo. Además de aguerridos, de bravos, de audaces y valientes son tremendamente humanos, tremendamente solidarios como ha quedado fehacientemente demostrado. Basta ya de engaños por parte del Gobierno marroquí. Los ciudadanos no se merecen ese grado de manipulación y de falta de respeto.