Según estimaciones de la OMS, “el maltrato a las personas de edad está en claro aumento, causando graves consecuencias personales y sociales para los 141 millones de personas mayores que hay en el mundo”. Es intolerable. Lo peor es comprobar cómo, en muchos casos, se normalizan ciertos comportamientos que atentan claramente contra la salud física y psíquica de nuestros mayores. Recientemente, en la localidad gerundense de Blanes un grupo de chicas de catorce años, por diversión, humillaron, empujaron, agredieron, en el rellano de su propio domicilio, a una señora mayor. Dos de las chicas son vecinas de la víctima, de la que se rieron y a la que grabaron para hacer lo que hoy se hace con tanta prodigalidad, colgar en redes la hazaña.

¡Me hierve la sangre! Me pongo a cien ante sucesos como este que no debe pasar desapercibido porque es un comportamiento común, sobre todo entre muchas adolescentes, que hay que erradicar empleando la máxima dureza posible. Los adolescentes no pueden seguir en la creencia de que tienen inmunidad para hacer lo que les viene en gana, fundamentalmente atentar contra la integridad física de nuestros mayores. Pero, ¿qué se han creído? Viendo las imágenes he sentido algo más que vergüenza ajena, he sentido rabia, he sentido indignación. En cada anciana, que no vieja, maltratada, veo el rostro de mi buena madre y sólo me aflora un deseo, el de besarlas.

Hay un agravante en esta actuación, la señora de Blanes padece una incipiente demencia senil, la cual no le impidió, en pleno fragor de empujones y humillaciones, llamar “maleducadas” a las chavalas que lo son en grado sumo. ¿Y los padres de esos monstruos quinceañeros? No hay valores ni principios en estas chicas. Por lo que se ve, ni en casa ni en el colegio. Se lo digo porque lo que bien se aprende tarde se olvida. Y estas chavalas de humanidad, de educación, de solidaridad andan cojas.

Este tipo de situaciones cada vez son más comunes y gracias a Dios más visibles para que rechacemos comportamientos de ese calibre. Sólo en Madrid, en 2019, se registraron hasta 20 casos diarios de abusos a ancianos. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos, además de ser un problema importante de salud pública. Desgraciadamente, el maltrato de la tercera edad es una realidad incontestable. Me parece tremendo que uno de cada seis mayores sufra algún tipo de maltrato, una cifra superior a las estimaciones anteriores y que, según las previsiones, aumentará debido al envejecimiento de la población en todo el mundo. Urge legislar al respecto para evitar el crescendo imparable.