Escribo este comentario, y observo a través de la ventana como cae la lluvia, es tiempo de lluvias primaverales, tranquilas o a manta, a retazos, puntuales, con descaro, torrenciales, alternándose con granizo, con aparato eléctrico, podemos ver de todo, y esta imagen me evocó mi niñez, cuando con muy pocos años me situaba sobre la hoja inferior de la puerta de la calle, normalmente las puertas disponían de dos hojas, de las que la superior siempre estaba abierta, y desde el soporte de la hoja inferior, observaba la tormenta, en ocasiones furiosa, gritándome mi madre “retírate de la puerta”, grito al que no atendía, y seguía observando esa bella imagen.

Pasado el enfado del cielo, este en poco tiempo comenzaba a iluminarse, llegando su resplandor a todos los rincones, invitando a salir de casa y a observar los regatos y riachuelos que la tormenta había ocasionado, así como a sus consecuencias, sobre las viviendas, casas de una sola planta de adobe con acceso frágil, sobre los animales sueltos, así como sobre los diferentes sembrados. Pero en el fondo la paz había llegado, y todos los vecinos salían de sus casas más o menos preocupados, dependiendo de la intensidad del aguacero.

Hoy estamos asistiendo a una intensa granizada, salpicada con chubascos violentos que nos sorprenden, y rayos eléctricos que caen sin control, es un fenómeno que después de grandes y graves daños de todo tipo, parece que se está serenando, gracias a las vacunas, a la vez de impresionando la presencia de algún rayo de luz en el cielo, que como los Reyes Magos, sea portador de esperanza, aunque la estampa aún no es clara, por lo que las reservas han de estar presentes.

Pero además de no estar claro el control del presente fenómeno, lo sorprendente es que en este caso, no se vislumbra el preludio de la calma, de la serenidad, que permita ese deseado paseo sosegado y escrutador de los desperfectos, más bien impresiona, por los nubarrones que se vienen acercando desde hace tiempo, otro episodio de sufrimiento, desdicha, e incluso de miedo, porque es una carga difícil de digerir en un tiempo tan escaso, la tensión ha ido dominando a los políticos, y sus emociones brotan de forma ocasional impetuosamente, y cuando una situación como ésta la alimentamos, puede cristalizar en graves e imprevisibles daños.

El peligro no es banal, existe, y como consecuencia tensiona a las personas, tensión que enciende las emociones, y que cuando nacen de nuestro sótano anulan parcialmente la cognición, y desde ese estado crepuscular el peligro es real

Esta situación tiene como todas un comienzo, en este caso fue larvado, culminando con la formación de un gobierno de coalición, criticado desde dentro y desde fuera, por los propios protagonistas y por los que no formaban parte del mismo, incluso llegando a manosear el calificativo de ilegal, cuando nació legalmente, aunque de forma tortuosa, al ser fruto de la suma de unos diputados que van a compartir un programa, suma de las aspiraciones de ambos grupos representados.

Nace y se repite mil veces cada día, el concepto de contrario o contrincante, superando al de compañero o adversario, el diálogo es más gestual que verbal, con puntuales y permanentes exabruptos, los grupos que forman parte del mismo hemiciclo, se desconocen y se detestan, increpándose de forma reiterada y con el mayor grado de agresividad, se cavan profundas trincheras que alejan y distancian, haciendo inviable una interlocución, la confrontación se impone al diálogo, por lo que no se puede llegar a acuerdos, y a la cooperación y colaboración, se ha impuesto una actitud competitiva, que destruye cualquier canal de acercamiento.

Esta situación social y política, en la que las personas no somos ni representamos nada, en la que no tenemos presencia física ni mental, siendo marginados e ignorados, se vuelve más turbia, con el nuevo ambiente, fruto de la convocatoria de elecciones de la autonomía de Madrid, y ello, porque esta autonomía ha venido ejerciendo de díscola, en el proceso de la pandemia, es la que más se ha significado, proyectando en ocasiones, normas ajenas al resto de autonomías, incluso a las pertenecientes al partido que la gobierna.

Ello ha ocasionado un enfrentamiento, primero entre los dos partidos que la gobernaban, y de forma simultánea con el gobierno central. Un problema que nos afecta a los ciudadanos de forma grave, o muy grave, exige de todos los gobiernos el interés más especifico, además de todos los esfuerzos posibles en su solución, y esta actitud no ha sido la que ha trascendido, el eco ha sido, y sigue siendo, el de los enfrentamientos, tensiones, discusiones, críticas negativas, distanciamientos, de tal forma que la suma de actitudes y la cooperación, ha sido superada, al haber elegido por separado cada uno su camino, con el desprecio que esto supone para las personas que de formas pasiva, asistimos a este penoso espectáculo.

El peligro no es banal, existe, y como consecuencia tensiona a las personas, tensión que enciende las emociones, y que cuando nacen de nuestro sótano anulan parcialmente la cognición, y desde ese estado crepuscular el peligro es real. Seamos conscientes de lo que somos, y definamos correctamente el problema, que está fuera de nosotros.