Solo unas palabras para poner de manifiesto mi total sintonía con lo expresado en este mismo medio por mi querida amiga Carmen Ferreras al referirse al lenguaje de la señora ministra de Igualdad, la ínclita Irene Montero, que espero, por el bien de todos los españoles que queremos hablar y expresarnos correctamente cuando hacemos uso de nuestra lengua común -el castellano- pronto se vaya para su casa a hacer compañía al “exvice”, al que, dicho sea de paso, deseo el peor de los resultados posibles en las próximas elecciones a la Asamblea de la Comunidad de Madrid, en este caso, porque cuantos menos escaños saque Unidas Podemos en Madrid, tanto mejor será el futuro de la comunidad autónoma madrileña.

Dice Carmen, y dice bien, “que tiene que ser agotador y aburrido mantener un discurso desdoblando permanentemente el masculino y el femenino…”, cosa que, por desgracia, no solo hace la señora Montero, sino también el señor Sánchez y muchos más políticos “progres” que, sinceramente, no entiendo cómo es posible que, con lo que están haciendo por y con este país, sigan consiguiendo tantos apoyos en los procesos electorales a que se presentan.

Si no somos capaces de ponernos de acuerdo ni siquiera para luchar por la conservación y la expansión de nuestra lengua común, como elemento básico de nuestra cultura, ¿cómo vamos a ponernos de acuerdo en la necesidad de que impere el respeto?

Sí, como dice Carmen, debe ser agotador el empleo sistemático del masculino y el femenino al referirse a colectivos mixtos, pues, como matiza la RAE: “en nuestra lengua común (el castellano) el masculino gramatical funciona, o debería funcionar, como en otras, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos”, lo que a mí más me agota, e incluso llega a exasperarme, es tener que aguantar todos los días los “discursos” de los políticos “progres” cuando se empeñan en dar patadas a nuestro idioma sin que se les caiga la cara de vergüenza. Rectifico y apostillo diciendo: ¡Cómo se les va a caer la cara de vergüenza si es precisamente de tan significativo sentimiento de lo que carecen la mayoría!

Por cuanto queda dicho, pido a todos los seguidores de los políticos “progres” que reparen en el daño que estos están haciendo a nuestra lengua común, el castellano (que no solo oficial, porque oficiales también lo son, en cada comunidad autónoma, las distintas lenguas propias de cada una) y hagan cuanto esté en sus manos para conservar la pureza de las distintas modalidades que conforman el patrimonio lingüístico de nuestro país.

Si no somos capaces de ponernos de acuerdo ni siquiera para luchar por la conservación y la expansión de nuestra lengua común, como elemento básico de nuestra cultura ¿cómo vamos a ponernos de acuerdo en la necesidad de que impere el respeto y las buenas formas en el comportamiento de aquellos a quienes elegimos para que nos representes, sea cual sea el lugar?

Al final, como casi siempre, llego a la conclusión de que lo que se está expandiendo no es el lenguaje progre sino la estupidez.

Como dijera Darío Villanueva, director de la RAE, “el problema de los que no saben hacer un uso correcto de su lengua es que confunden la gramática con el machismo”.

¡País!