Soy un zamorano orgulloso de su tierra y sobre todo de su capital de donde nací, que lleva fuera aproximadamente mas de media vida, sin perder el vínculo, ya que viajo regularmente a visitar a mi familia y amigos.

Me produce mucha tristeza comprobar el abandono del progreso y del crecimiento en la provincia. La despoblación, la falta de oportunidades, el desasosiego de la población, los jóvenes y no tan jóvenes con total ausencia de futuro y de oportunidades.

Una eterna confusión, un auto consuelo, que se produce al ver que todos están parecidos, rumiando pipas por esa senda de elefantes que se ha convertido Santa Clara, esa rutina del paseíto y de comprar el helado en la valenciana.

Es como el largo camino que emprenden los elefantes, sin perder la memoria de un pasado mas glorioso, llegando poco a poco a ese cementerio donde por fin pueden descansar eternamente.

Es desde otra tierra, cerca del mar, con mas oportunidades, con un espectro mas amplio, donde se puede visualizar con tristeza, el desánimo de mis paisanos. Desánimo del que ni siquiera son conscientes.

Es ahí, en el conformismo y en la autocomplacencia, donde el camino termina. Nada cambia si tu no cambias.

Germán Pérez