Era el desarrollismo franquista. Corrían los años sesenta del siglo pasado y familias enteras de mi pueblo se fueron a trabajar a la Fasa de Valladolid y luego a la de Palencia. Otros emigraron a Bilbao y a Barcelona, donde encontraban trabajo en las fábricas. En Villada todavía se mantuvieron abiertas mucho tiempo las fábricas de harinas y la fundición, de la que veíamos a los obreros volver juntos en bicicleta a la hora que avisaba a todos los chiguitos que había que ir a comer. Y tuvieron la suerte de que Facundo y sobre todo su mujer la Lola (que según mi abuela con un feminismo instintivo “era la que valía”) levantaran desde la pequeña tienda de ultramarinos de la plaza una fábrica de pipas, que fue creciendo con lo que los niños y Rajoy llaman ahora “chuches”, y como son malas para los dientes ya hacen hasta sin azúcar.

Pese a ese ejemplo de buenos negociantes –ahora emprendedores- que sostuvo a la población joven sobre todo de mujeres, se cerraron muchas casas, luego los numerosos comercios de todo tipo. Por las calles dejaron de venderse los productos de la huerta, porque a los amos del campo no les compensaba la mano de obra de la huerta cuando habían estrenado tractores y cosechadoras para el cereal, y los jornaleros se habían convertido en obreros de las fábricas de las ciudades. Pese a las buenas cosechas, se cerraron las fábricas de harinas. Parece que no les compensaba tener pequeñas fábricas cuando era más rentable una gran factoría en un polígono industrial. El trigo era más barato comprárselo a Argentina, que era una dictadura amiga de la española.

Acabó siendo el éxodo rural, el desequilibrio entre industria y agricultura, y la brecha entre territorios pobres y ricos. En mi pueblo, en Zamora y en el mundo.

Era el desarrollo basado en la rentabilidad. Corrían los años ochenta del siglo pasado y el 1 de enero de 1985 dejó de circular el tren Ruta de la Plata por Zamora con el argumento de la falta de rentabilidad, seguramente porque el desarrollismo de la década anterior había vaciado de gente los pueblos que unía esta línea. Además, Zamora se quedó sin comunicación por ferrocarril con Salamanca pese a que todos los días “los matías” iban abarrotados de estudiantes a todas las horas, y sin comunicar con la segunda ciudad en número de habitantes tras Zamora y la primera en comunicaciones por carretera con todo el mundo, Benavente.

Es el derecho al desarrollo humano que exige acceder a los servicios esenciales en igualdad: la educación, la sanidad, la comunicación. O sea, la escuela, la vacuna en el consultorio, el tren, el teléfono, internet. Vivir con dignidad

Tras la reacción airada de la sociedad en los primeros momentos y tras las promesas de los políticos de la oposición incumplidas al llegar al gobierno, se fue imponiendo la cordura de la rentabilidad. Como el ferrocarril era muy caro, se orientaron las comunicaciones a la carretera que era más rentable porque los vehículos llegan a todos los sitios y son más pequeños, incluido el coche propio. Para aumentar la seguridad por carretera que nunca alcanzará a la del tren, los agentes sociales de Zamora crearon plataformas reivindicativas para construir autovías que nos unieran con Valladolid primero, después en la Vía de la Plata y ahora con Portugal ¡menos mal!

Como el tren que para en todos los pueblos no era rentable, se les ocurrió construir las autovías del tren, o sea, los trenes de alta velocidad que llegan antes aunque no a todos. Y en lugar de abrir la Ruta de la Plata, construyeron una nueva infraestructura de Madrid a Galicia pese a que ya había otra con sus preciosas estaciones y sus túneles y viaductos, con espacio para poner doble vía, que podría electrificarse para no contaminar y que era compatible con el transporte de mercancías.

Las grandes autovías provocaron una brecha en los campos y acabaron aislando más a los 500 pueblos zamoranos. Pero sirvieron para que los representantes políticos pudieran hacer carrera con más facilidad en Valladolid y en Madrid, aunque no para reabrir el tren de la Plata porque no era rentable según los estudios que encargaron para demostrarlo.

Era el desarrollo de la falta de eficacia que cerraba las instalaciones públicas. En 1987 también se cerró el Cuartel Viriato porque no era necesario para la defensa. La sociedad reaccionó con menos fuerza que en el caso del tren, por eso del respeto a lo militar, lo que afortunadamente no impidió que el 30 de mayo de 1990 los zamoranos iniciaran la ejemplar lucha ciudadana de varios años que finalizó con su transformación en el prestigioso Campus Universitario que hoy ocupa esas instalaciones. Acabó siendo un ejemplo social de lucha por la educación y la participación del pueblo.

Hoy es el desarrollo integral de las zonas rurales. Y el mismo concepto de desarrollo que transformó un cuartel en un recinto universitario es el que se ha configurado en las reivindicaciones de las plataformas de desarrollo rural que han visto que ni el desarrollismo del franquismo que inició el declive de su zona, ni el desarrollo basado en la rentabilidad económica que sólo favorece a las grandes capitales y al capital de siempre, es el que necesitan para su pueblo.

Es el derecho al desarrollo humano que exige acceder a los servicios esenciales en igualdad: la educación, la sanidad, la comunicación. O sea, la escuela, la vacuna en el consultorio, el tren, el teléfono, internet. Vivir con dignidad.

Mientras tanto, el desarrollo partidista de algunos representantes políticos defiende un desarrollo contradictorio: a favor de la repoblación como la reapertura de Monte la Reina que hoy es objeto de disputa institucional, no por el objetivo sino por su financiación, porque nadie se compromete a poner el cascabel de cien millones al gato; y en contra del mantenimiento de la población en el campo con la instalación de macrogranjas o de minas a cielo abierto que lo destrozan.

Esperemos que las campanas que suenan alertando de que podemos quedarnos en vía muerta como el tren de la Plata, consigan imponer la vía del desarrollo que transforma fusiles en educación porque ya no los necesitamos. Eso sí sería desarrollo humano.