La comisión del Pacto de Toledo no las tiene todas consigo con respecto a la reciente comparecencia del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Habían solicitado su presencia para explicar en qué situación se encontraba la negociación de la reforma de las pensiones con los agentes sociales que, en breve, remitirá a Bruselas, para cumplir con una de las principales exigencias para la llegada de fondos europeos. El ministro se explicó a fondo pero el Pacto de Toledo puso en duda su reforma. Una reforma que está generando controversias. Su falta de concreción y sus retrasos tienen, al parecer, la culpa de las dudas que genera a los componentes del Pacto.

El ministro Escrivá quiere poner fin al déficit de las arcas de la Seguridad Social, para ello pretende fomentar la permanencia de trabajadores en activo y evitar la discriminación por edad con la reforma de la jubilación parcial, cambiando el sistema de las jubilaciones anticipadas voluntarias, a las que actualizará los coeficientes reductores, además de sumar incentivos a la demora del retiro. Con esta reforma pretenden demostrar a Bruselas que el sistema público de pensiones español es viable, que no hay motivos para exigir recortes y que no se perderá poder adquisitivo. Otra cosa es que Bruselas se lo crea.

Lo más llamativo de la comparecencia del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones es dar un cheque de 12.000 euros por cada año de retraso en el retiro. La única forma viable para el ministro de endurecer las jubilaciones anticipadas. Hay una cosa cierta, son demasiados ya los trabajadores que con cincuenta y tantos años o los sesenta recién cumplidos, deciden cruzar la linde que separa la actividad de la inactividad laboral. Y eso tampoco debiera ser así. Ahora, me gustaría saber qué piensa el ministro de las empresas que realizan ajustes a costa de prejubilar a edades tempranas a buena parte de sus trabajadores. ¿Se les va a penalizar cuando no tienen ni arte ni parte?

Hay que aclarar las cosas convenientemente. Esos doce mil euros por año de retraso en la jubilación son un caramelo muy jugoso. Lamentablemente, hasta en eso se van a producir desigualdades. De momento, el ministro ha conseguido que los próximos a jubilarse echen cuentas y sumen. Pero, claro, ¿eso se mantendrá así gobierne quien gobierne en España o sólo es válido para los gobiernos de Sánchez? La duda es razonable y más conociendo la volatilidad de algunas propuestas gubernamentales pasadas y presentes.

Si se retrasa la jubilación tres años, el resultado en cifras es absolutamente tentador. Total, ¿qué son tres años? La sostenibilidad del Sistema está en juego.