No hemos salido de esta, que es gorda, y ya se anuncian en lontananza nuevos males, previsiones de futuro más o menos inmediato que dan miedo. El Centro de Inteligencia que predijo la pandemia de Covid-19, nos sorprende ahora lanzando terribles previsiones para las dos próximas décadas. Los autores del ‘Informe de Tendencias Globales’ que se publica cada cuatro años, en sus predicciones hechas hasta 2040, aseguran que durante los próximos 20 años el crecimiento de la población mundial se desacelerará, es decir será un mundo más viejo, el cambio climático empeorará, las relaciones internacionales se volverán “caóticas y volátiles” y el hambre se multiplicará. ¿Quién habló de acabar con el hambre? Parece una utopía.

Estos expertos ya acertaron con el coronavirus en la anterior edición del documento, publicado en 2017. El informe planteaba la posibilidad de una pandemia mundial a principios de 2020 que conduciría a una reducción de los viajes para frenar su propagación. Los viajes se han reducido, no todo lo que la situación aconseja, y la pandemia ahí está, haciéndonos la puñeta, creando nuevas incertidumbres sobre la economía, la gobernanza, la geopolítica y la tecnología.

Lo que anuncian no es mejor ni nos tranquiliza. Son malos augurios ya que muestran motivos de preocupación suficientes en casi todos los aspectos de la vida. Es posible que los efectos del cambio climático agraven el problema de la inseguridad alimentaria y del agua en los países pobres con la consiguiente aceleración de la migración mundial. Y aunque la salud y la educación han mejorado en las últimas décadas, con la que se avecina será difícil mantener ese progreso a causa de los “vientos en contra” de la pandemia, el envejecimiento de la población y un “crecimiento económico mundial potencialmente lento”. Ni una sola alegría, ni un dato para la esperanza.

Carpe diem. Vivamos el momento, disfrutemos, hasta donde podamos y nos dejen, de nuestro día a día, de las cosas sencillas, de los amigos, de la familia, de las pequeñas cosas, que son las importantes y dejémonos de hacer planes y montar nuestra vida sobre imposibles. Hay que tratar de vivir y disfrutar como si no hubiera mañana. Porque el mañana también se presenta incierto y preocupante.

Lo que se anuncia, los augurios, no pueden ser peores. Y esta gente no suele equivocarse. Todos contra todos será una realidad. La confianza pasará a ser un valor sin cotización y eso ya sabemos lo que conlleva. El informe de marras señala, precisamente, la grave erosión de la confianza en gobiernos e instituciones y entre el gran público y los niveles mejor informados y educados de la sociedad.