Muchas veces el pensamiento del hombre ordinario es el sueño del poeta. Hay personas que se instalan en la utopía y convierten su vida en un desorden. Nuestra mente es la más fiel compañera; ella es la única que pone en evidencia la casualidad y mete el dedo en la llaga. ¿Cuántas personas viven dibujando personajes y son la invención absurda de la soledad? Es sencillo constatar (sonrío) que a día de hoy las mentes, son la aceptación de una solicitud de amistad en una red social, y el juego corto que revela lo jodidos que estamos. Nos encanta exponer cosas, y nos encanta (opinión subjetiva) exponer “amigos”. Nuestra sociedad se está convirtiendo en una olla en la que, por suerte o desgracia, nos cocemos todos. Por lo visto, ahora, somos “reconocidos” por el número de seguidores que tenemos en las redes sociales. Lo diré con elegancia, muchas personas que tienen miles de seguidores, son la fraternidad de la influencia recíproca de los mediocres. Todo es una feliz coincidencia... ¡Cuánta esterilidad! No todo lo sonoro es música, ni todo lo dicho es palabra; por lo tanto, creo que prefiero continuar mi camino en soledad, y percibir junto al silencio la idea y la expresión. Me parece necesario no estar a disposición de la influencia y apreciar el volumen de la inteligencia. Hace pocos días descubrí un perfil en Twitter, casi no tenía seguidores, junto a sus letras comprendí que lo profundo no está hecho para los mediocres. Hemos pisado el legado de los clásicos, y hemos preferido comprar los libros de cuatro pedorros y pedorras por lo tanto (sonrío) no me sorprende ver lo que veo.