A poco que uno se interese por cómo están sucediéndose los acontecimientos en los prolegómenos de las elecciones a la Comunidad de Madrid, sin poderlo evitar, seguro se planteará si merece la pena seguirlos, o no, pues leer en la prensa, oír por la radio, o ver y oír por la televisión cuanto dicen y hacen unos y otros es para echarse a llorar, por lo indignante que resulta comprobar la indecencia con que se comportan y manifiestan algunos personajes.

Las formas de los partidos de centro, estén más o menos escorados a la derecha o a la izquierda, hasta podrían ser soportables, si no fuera porque en sus filas también hay personas sin escrúpulos que, con tal de alcanzar sus objetivos, son capaces de utilizar todas las artimañas posibles para intentar convencer a su potencial electorado, aunque sea mintiendo u ocultando verdades como puños que, según dicen los entendidos, son maneras de hacer que siempre formaron, forman y formarán parte del batiburrillo de la política.

Oigo lo que dicen algunos tertulianos, e incluso los presentadores o moderadores, en contraposición a lo que dicen otros y llega un momento en que me “pregunto” si no vivirán en mundos distintos

Pero las de los partidos extremistas son, se miren por dónde se miren, absolutamente intolerables e inaceptables pues, por su natural idiosincrasia, siempre andan encendiendo fuegos y echando las culpas de los desperfectos que ocasionan, si no a los bomberos (policía) que van a apagarlos, si a los de enfrente, como si de bandas callejeras se tratara. A mi juicio, unos y otros son basura, porque les importa un bledo la tensión, el odio y el encabronamiento que generan en una sociedad que está más necesitada que nunca de todo lo contrario, es decir, de paz y de certidumbre.

Si por mi fuera, promovería una ley que propiciara que todos aquellos que no supieran guardar unas mínimas formas, o sea, todo lo contrario a la violencia, quedaran excluidos de los procesos electorales pues, si bien en política puede que nunca se lleguen a erradicar la mentira y el engaño, porque son armas consustanciales al oficio, lo que nunca más debería permitirse es la incitación y la práctica de la violencia porque, ojalá me equivoque, de lo contrario puede que pronto tengamos que lamentarlo ya que, por la deriva por la que van algunos líderes de los partidos extremos, más tarde o más temprano alguno deberá cargar sobre sus espaldas la muerte de algún incauto “que pasaba por allí” ¡Lamentable!

Y si digo lo que digo de los partidos políticos más extremos y de sus líderes, lo mismo podría decir de los “periodistas” que cuentan la historia como les viene en gana, pues son tan perniciosos para la estabilidad de la sociedad como quienes la protagonizan. A mi entender, la diferencia entre los periodistas y los “escribidores” estriba en que los primeros son, o debieran ser los que dieran cuenta de la realidad, y los segundos los que cuentan “historietas”. Hoy día, a muchos no hay quien los distinga.

Yo me quedo ojiplático cuando al seguir las tertulias que “nos sirven” algunas emisoras de radio o cadenas de televisión, oigo lo que dicen algunos tertulianos, e incluso los presentadores o moderadores, en contraposición a lo que dicen otros, pues llega un momento en que me “pregunto” si no vivirán en mundos distintos. ¡Es inconcebible!

En fin, puede que el raro y el que vive en los mundos de Yupi sea yo, y aún no me haya enterado.

Seguiré intentando entender a los políticos, aunque solo sea porque me distraen.