Los españoles no andamos muy boyantes de salud. El ‘bicho’, no sólo ha arrebatado la vida a más de 74.000 personas en nuestro país, aunque la cifra real se sitúa al borde de los 100.000 si sumamos las estimaciones autonómicas. Eso en cuanto a los que han cruzado la laguna Estigia. Sin embargo, amén de lamentar números tan dramáticos, el precio de la crisis sanitaria, que para más inri trae consigo una crisis económica sin precedentes, resulta mucho mayor, ya que según estimaciones de los expertos, ha deteriorado la salud de más de la mitad de los españoles.

Son muchos los factores a tener en cuenta. La incertidumbre, el largo confinamiento que sufrimos, el miedo a enfermar, el temor a quedarse sin trabajo, la inseguridad que todo ello nos ha proporcionado a lo largo de estos meses terribles, todo ello forma parte de esa bomba de relojería que ha provocado la pandemia y cuyas consecuencias afectan a la salud mental de los españoles. No es para tomárselo a broma. Las cifras de personas que han necesitado y necesitan ayuda psicológica e incluso psiquiátrica se han disparado a lo largo del último año. Un año atroz. Los psicofármacos están a la orden del día. Y, según el último barómetro del CIS, la temida ansiedad está presente en el 43,7% de las personas que buscaron ayuda profesional, mientras que la depresión es el motivo de consulta en el 35,5% de los casos.

La situación no sé si podría ser peor, hay que reconocer que es jorobada, así, tal cual está en la actualidad. Siempre según los expertos, la ola que se avecina estará directamente relacionada con la salud mental. ¿Qué ocurre? Pues que puede derivar en un aumento del riesgo de suicidios. Hasta un 30%. Me parece una cifra lo suficientemente elevada y escandalosa como para que, en los centros de salud, tomen cartas en el asunto. Esto no es nuevo, en la anterior crisis económica se vivieron situaciones iguales o parecidas. Y aunque no se quiera, oficialmente, dar pábulo a esta realidad incuestionable, lo cierto es que supone la primera causa de muerte no natural en España.

El deterioro de la salud emocional tiene tan alto precio que se estima que la depresión será la primera causa de discapacidad en el mundo en los próximos años. Me parece terrible a sabiendas de que en España, antes de la pandemia, el 50% de los motivos de consulta en atención primaria estaban vinculados a la ansiedad y a la depresión. De hecho, España es uno de los primeros países de Europa en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos.