Dicen que la autoridad competente se ha empleado a fondo en cuanto a observar escrupulosamente el cierre perimetral. Me parece muy bien. Es lo que tocaba, sobre todo durante la Semana de Pasión, la observancia era cosa de todos, los de Madrid, los de Castilla y León, los del País Vasco, los de Andalucía, los de Galicia y el resto de comunidades autónomas que en España son. Pero hete aquí que los dignísimos miembros del Gobierno de España, amén de ciudadanos de los llamados “de a pie” como usted y como yo, se han puesto el susodicho cierre por montera y han ido de acá para allá donde las ganas quisieran llevarles.

Sé de gente que se fue a Andalucía dispuesta a impregnarse del modo de vivir de los andaluces esta Semana Santa atípica. Conozco gente que se fue a Galicia. Alguno que otro a Madrid y así sucesivamente. Me cuesta entender que gentes como Paz Padilla que nos previene y reprende desde su programa de Tele 5, sobre lo que podemos y debemos hacer o no hacer, abandonara la capital de España para trasladarse a Zahara de los Atunes a pasar los días centrales de la Pasión. Illa en Madrid. O que la ministra Celaá cogiera un vuelo para dirigirse a su Bilbao natal. Tranquilo. Seguro que habrá encontrado una excusa gubernamental para hacerlo.

¿Acaso políticos y famosos y famosillos de las distintas cadenas de Televisión tienen bula para hacer lo que les dé la gana o les convenga en cada momento, mientras los demás nos sometemos a una dieta estricta de ajo y agua? ¿Dónde está la ecuanimidad? ¿Cómo es posible que ellos sí y el resto de los mortales patrios que pagamos religiosamente nuestros impuestos, no? No hay derecho a que estas situaciones se repitan cada vez que se anuncia un cierre perimetral. Tan puntillosa como es Tele 5 con los suyos para unas cosas y que permisiva resulta ser con su gente para otras. A Paz Padilla habría que ponerle las peras al cuarto. Ella, que no para de recomendarnos el comportamiento que debemos observar. Pura puesta en escena.

Contar estas y otras cosas peores no sirve de nada y para nada, puesto que nada se va a hacer contra los infractores. Unos, lograrán salirse con la suya y otros serán pillados y multados, pagando justos por pecadores, como casi siempre. Este cierre abierto impuesto por las comunidades autónomas es un pitorreo por tierra, por mar y por aire. Y mientras nosotros permanecemos en casa y con la pata quebrada, los franceses, los alemanes y otros comunes, de libre circulación por la España cerrada.