Esta semana el alcalde ha defendido la reposición de aceras en las Tres Cruces acusando de “querer revolver” a quienes defendemos una intervención en la avenida que no se limite a parchear los errores del pasado. Desde hace tiempo, tanto la asociación de vecinos de las Tres Cruces como Ecologistas en Acción y el Grupo Municipal del PSOE, pasando por varios comerciantes de la zona, venimos reclamando una actuación integral que prevea la ampliación de los espacios para viandantes y hosteleros, mejoras en la movilidad y en la fluidez del tráfico y, en definitiva, una intervención que evite el conformismo y que no deje para mañana lo que se pueda hacer hoy.

Cualquier viajero que desembarca en Zamora por primera vez, ya sea en tren o en autocar, ve como las Tres Cruces aparecen al encuentro de sus primeros pasos. Esta concurrida avenida es la arteria principal que acompaña al recién llegado hasta el centro de la ciudad y, en su caminar, le va ofreciendo las primeras impresiones de la ciudad que empieza a conocer. Como advertía Oscar Wilde, “nunca se tiene una segunda oportunidad para crear una primera impresión que sea favorable”, y las Tres Cruces es la tarjeta de presentación de zamoranos y zamoranas ante cualquier visitante. Una tarjeta de presentación bastante descuidada a la que, ni el paso de los años ni el tránsito de diferentes gobiernos municipales, le ha puesto remedio. Una importante avenida peatonal, comercial y hostelera, que no ha recibido la atención necesaria y en la que todas las obras se limitan a su adecentamiento, renovando el pavimento, reponiendo el alumbrado y asfaltando la calzada.

Juntos, pero no revueltos, los concejales socialistas hemos hablado con comerciantes y vecinos de la zona para conocer sus demandas. Lo venimos haciendo desde hace más de un año, cuando a finales de 2019 planteamos por primera vez esta “Reforma Integral de las Tres Cruces”, como resultado de las reuniones que mantuvimos. Somos conscientes de que probablemente sea demasiado tarde para aplicar esta reforma, pero no lo era hace casi año y medio, cuando había margen suficiente para emprender una acción más ambiciosa. Ahora, a todos los que llevamos mucho tiempo proponiendo esta reforma integral, el equipo de gobierno de Izquierda Unida nos acusa de querer paralizar las obras. Nada más lejos de la realidad, las obras son necesarias, siempre lo fueron, pero podrían ser mucho mejores de lo que van a ser, como ha reconocido la propia Concejalía de Obras y Urbanismo.

Esperamos que el revuelto de Guarido no termine por resultar indigesto para aquellos que, incluso desde la oposición, siempre valoramos su forma de hacer política cercana al ciudadano

No podemos aspirar a ser “paisaje cultural” ni Patrimonio Mundial de la Humanidad si descuidamos la entrada de nuestra casa. No podemos defender la calidad del medioambiente cuando, de un día para otro, talamos los árboles del céntrico parque de Eduardo Barrón sin que nadie parezca estar al tanto. No podemos apelar al valor de nuestro patrimonio cuando tenemos el casco antiguo plagado de solares vacíos y desde el Ayuntamiento no ofrecemos herramientas para que los solares tengan un nuevo uso. Y no podemos promover la regeneración urbana cuando posponemos indefinidamente la reforma que precisa las Tres Cruces. Muy al contrario, estamos comprobando como la improvisación y la falta de planificación tienen consecuencias negativas

La precaria situación a la que nos enfrentamos no es nueva, pero la demora generalizada de intervenciones comienza a ser preocupante. Las cosas pudieron ser muy distintas si desde el Consistorio hubiese habido voluntad de mejorar lo presente. Se aproximan unas obras que causarán un gran trastorno y malestar a vecinos, transeúntes y hosteleros. Se postergará una reforma que se reconoce como necesaria pero que (por el momento) parece ser que no toca. Y se volverán a generar molestias e inconvenientes dentro de tres o cuatro años para que, con un poco de suerte, entonces sí haya un ánimo decidido a mejorar las Tres Cruces. Un penoso recorrido que se podría haber evitado si desde un primer momento se hubiese escuchado la voz de todos los vecinos, comerciantes y agrupaciones, que advertíamos de la necesidad de una reforma de mayor calado.

Nuestro deber como concejales del Ayuntamiento de Zamora es hablar con los vecinos de la ciudad, conocer de primera mano sus necesidades y, en virtud de ellas, ser capaces de aplicar las mejores políticas municipales posibles. Una receta que, hasta hace no mucho tiempo, defendía y aplicaba el equipo de gobierno de Izquierda Unida y que también compartimos desde e.l Grupo Municipal del PSOE. No deja de resultar sorprendente tener que recordar cuál es nuestra obligación a estas alturas, ni deja de ser extraño que sea precisamente el alcalde quien confunda proponer con obstaculizar y dialogar con revolver.

Esperamos, que esta confusión sea puntual. Esperamos que el revuelto de Guarido no termine por resultar indigesto para aquellos que, incluso desde la oposición, siempre valoramos su forma de hacer política cercana al ciudadano.

(*) Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Zamora