El 31 de este mes de marzo tañerán en muchos pueblos de Zamora entre las 12 y 13 horas decenas de campanas para hacer un llamamiento con sus quejas de bronce al drama de la despoblación. La Asociación Zamorana de Campaneros, presidida por el pajarés Antonio Ballesteros, es la promotora de esta iniciativa, que se hace extensiva a pueblos de otras provincias españolas asoladas por el drama de un progresivo vaciamiento. Por desgracia, las campanas en los últimos años están acostumbradas a encordar o doblar por demasiados difuntos. En Pajares de La Lampreana han muerto desde hace tres años 54 personas y ha nacido un solo niño.

En los pueblos todos distinguen perfectamente las señales de las campanas. No es lo mismo encordar que repicar, tocar a gloria o a rebato. Antiguamente, la misma presencia en los pueblos del recaudador de impuestos o arbitrios se anunciaba con un toque especial de campanas.

Encordar es tocar las campanas a muerto. Para ello se tañe una campana dos veces seguidas y otras dos la otra. Si el difunto es hombre, al terminar se tañen las dos campanas a la vez tres veces seguidas (tres esposas); si es mujer, dos veces seguidas (dos esposas). Ya el Maestro Gonzalo Correas recoge el refrán: “Uno, dos tres, hombre es”. Y explica: “Las campanadas que dan por hombre difunto, y dos por mujer”. Me ha contado un maestro de Pontejos del Vino que allí decían “tocan a despachar” cuando se tañían las campanas mientras el sacerdote iba a dar el viático.

Tocar a gloria es un repique de campanas cuando moría un niño bautizado. En Badajoz y en Toledo llaman “repiquete” al entierro de un niño. Si el niño moría sin estar bautizado, no se tocaban las campanas y era enterrado en un rincón del camposanto, llamado limbo, separado del resto por una puerta. En Pajares hace ya muchos años que desapareció.

Era usual que a mediodía –las doce solares– tocaran las campanas al Angelus. En ese momento, los hombres solían quitarse la gorra en señal de respeto. También a esa hora en las tierras de labor se solía soltar el ganado para comer tanto la pareja como el labrador. El descanso duraba unas dos horas.

El campo no solo es la base alimentaria de las personas, sino también un ejemplo de equilibrio entre el ser humano y su entorno, tan necesaria y apremiante en una época de calamidad medioambiental a escala planetaria

Para que no se pierda esta tradición secular existe en Zamora una Escuela de Campaneros, promovida por Asociación Zamorana de Campaneros, que enseña a chicos y jóvenes los distintos toques y repiques. Los objetivos de esta asociación, junto a otras de diversas provincias españolas, es declarar el Día Mundial del Toque Manual de Campanas, que coincida en el 21 de septiembre, Día Mundial de la Paz, y que la UNESCO reconozca el Toque Manual de Campanas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ya la Dirección General de Bellas Artes publicó en el Boletín Oficial del Estado, el 27 de febrero de 2019, una resolución por la que se incoa expediente para esta declaración. Subrayó que “el toque manual de campana es un lenguaje sonoro que ha funcionado a lo largo de los siglos como medio de comunicación, cumpliendo un conjunto de funciones sociales para la comunidad”.

Es una encomiable iniciativa que el 31 el marzo repiquen al unísono tantas campanas en los pueblos, en donde se han confabulado muchos factores para que se vayan despoblando drásticamente, entre otros la marginación y el olvido. Las campanas deben tocar a rebato para mostrar con sonidos muy graves que este fenómeno arrastra consigo la pérdida de una cultura rural que conlleva un gran respeto a la naturaleza. El campo no solo es la base alimentaria de las personas, sino también un ejemplo de equilibrio entre el ser humano y su entorno, tan necesaria y apremiante en una época de calamidad medioambiental a escala planetaria.