Que el humo que vemos a lo lejos no nos despiste del fuego que arde bajo nuestros pies. Entre las llamaradas en múltiples direcciones de las mociones de censura y los fervores electorales que, al menos de momento, no parece que nos toquen muy directamente, Zamora 10, la mejor iniciativa que desde la sociedad civil se haya tomado nunca en nuestra provincia, convoca para mañana lunes reunión de su Consejo General. Porque mientras nuestras instituciones políticas siguen sesteando entre poco explicables bostezos de aburrimiento, Zamora 10 y más en concreto sus protagonistas principales deciden, una vez más, poner el dedo en la llaga.

Sin dejar de trabajar por la consecución del vital proyecto de reutilización militar de Monte La Reina, en esta ocasión la diana debe estar en garantizar que el reparto de los dineros destinados a la reconstrucción económica tras la pandemia tenga en cuenta los criterios que permitan a Zamora beneficiarse en proporción a su necesidad y no a su población o su peso político. Al desequilibrio de sus datos socioeconómicos frente a otras provincias menos deterioradas de Castilla y León y frente a otras zonas del territorio nacional en las que, por ser más o reivindicar mejor, siempre se han llevado la lana en tiempos de prosperidad y las compensaciones cuando vienen mal dadas.

No hay que cansarse de reiterar que Zamora se descuelga cada vez más a la cola en tasa de población activa, en los datos de empleo y en la actividad económica en general. No hay que dejar de insistir en cómo las fallidas políticas de lucha contra la pandemia han traído para nuestra provincia un daño tan irreparable a nuestro tejido económico, a nuestra pequeña y mediana empresa -prácticamente la única que tenemos- y, sobre todo, a nuestros autónomos que han caído, están cayendo y van a caer aún en mayor medida en los próximos meses.

Porque es casi verdad universal que el que no llora no mama y al que no exige con coherencia y contundencia no se le respeta. Esto en un país en el que, al margen del enfrentamiento político y tribal, la esquizofrenia lleva a que tras más de 100.000 muertos y los peores datos de recesión económica del mundo occidental, una de nuestras prioridades legislativas de la última semana haya estado en la aprobación por parte del Congreso de los Diputados y a propuesta de Bildu, de la oficialidad del bable.

No podemos cejar en exhibir nuestros datos de envejecimiento poblacional; de tasas negativas, agravadas año tras año, de crecimiento vegetativo -es decir, de recordar que nos morimos en mayor número de los que somos capaces de traer al mundo-; de un histórico de emigración que se ceba de nuevo especialmente en nuestros jóvenes de entre 18 y 35 años. Por eso, que ante el primer atisbo de llegada de recursos, Zamora 10 se active, movilice a nuestras instituciones y tome la bandera de la exigencia frente a los gobiernos regional y nacional es la mejor noticia y el esfuerzo que más debemos apoyar los zamoranos, aunque -o precisamente por ello- suponga una china en el cómodo zapato de nuestros dirigentes políticos actuales.

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