Desde que, por la edad, soy más proclive a recordar que a hacer proyectos, lo cual no siempre me satisface, cada vez que me sitúo en un momento de mi vida oigo de fondo el sonido de la radio que me transporta al “ayer” y me permite recordar las voces de quienes fueron mis despertadores, mis compañeros de estudios, de viajes, en definitiva, mis admirados amigos de la radio de siempre.

Mis primeros recuerdos están ligados a la emisora EAJ-72 Radio Zamora, que era la que más se escuchaba en casa de mis padres, allá por los años cincuenta ¿Quién de mi edad no recuerda los silbidos de Pepe Iglesias “El Zorro”, la fina a la vez que acampanada y fuerte voz de Vicente Planells, los concursos de “Radio Cocoliche”, o las voces limpias de los grandes locutores y actores de la radio de entonces: José Luis Pécker, Juana Ginzo, Alberto Oliveras, Matilde Conesa, Joaquín Soler Serrano, Bobby Deglané?...

En los sesenta, la llegada a las casas del televisor desplazó al viejo aparato de radio, y por eso, no fue hasta mediados de tal década, en que me fui a Madrid, a estudiar y a “hacerme un hombre”, como diría mi padre, cuando de nuevo me reencontré con la radio, ya convertida en pequeño transistor de bolsillo, a la que me aboné curso tras curso, para nunca más volver a prescindir de su entrañable compañía.

Durante los años en que tuve que andar por ahí “ganándome la vida”, el ejercicio de la profesión y las múltiples ocupaciones de que me fui haciendo esclavo me dejaron muy poco tiempo libre para poder leer, ver televisión, e incluso para oír radio, aunque siempre hubo momentos en que ésta era insustituible, sobre todo a las horas de acostarme y levantarme pues, si no lo hacía con su compañía, siempre echaba de menos las voces amigas de mis incondicionales compañeros, los locutores, que no siempre periodistas, de la radio.

Hoy, aun se me hace cuesta arriba pensar que ya nunca volver a oír por “la antena” a Ángel Álvarez ¡cuántas horas de estudio y trabajo pasé escuchando de fondo las melodías que pinchaba el añorado “Comandante de Caravana/Vuelo 605”! a José María García, en “Hora 25”; al grandísimo Antonio Herrero, en “El Primero de la Mañana”; a Iñaki Gabilondo, en “Hoy por Hoy”; a Luis del Olmo, en “Protagonistas” y a otros más que, porque la lista sería interminable, prefiero no citar para que nadie eche de menos a nadie.

Desde que me jubilé, cada mañana me despierto y me desperezo oyendo radio, si bien, tengo que decirlo, durante un tiempo no tuve muy claro que emisora escuchar, porque cada vez que oía en una cosas que no me agradaban cambiaba de dial y buscaba otra con la que pudiera identificarme más, pues no era cuestión de empezar el día cabreado (supongo que, como habrán hecho muchos de ustedes)

Entre los mejores de la radio reina un gran respeto mutuo, lo cual dignifica aun más, si cabe, a unos profesionales que día a día hacen su trabajo “a las mil maravillas” para que sus oyentes podamos seguir el curso de los acontecimientos

Por fortuna, hace años tuve la suerte de dar con un periodista de la radio que, desde que le vi y escuché dirigir en directo su programa vespertino, a orillas del Duero, en un improvisado estudio de radio que montó en el parque de Olivares mi cuñado Pepe Blanco, me tiene cautivado. El locutor y periodista al que me refiero es serio a la vez que simpático, locuaz y elocuente como el que más, y muy buen comunicador, por lo bien que sintetiza, hace el relato y transmite todo lo que cuenta, por la maestría con que modera las tertulias que dirige y por la corrección y el buen talante con que lleva todas sus entrevistas.

Aunque, imagino, no pocos de cuantos estén leyendo esto ya habrán adivinado de quien se trata, solo diré que se llama Carlos y se apellida Alsina, y que, aunque “sobre gustos no hay nada escrito” para mi es, si no el mejor, si uno de los mejores periodistas y comunicadores que tiene este país, como lo acreditan los innumerables premios que, aun siendo todavía joven, ya ha recibido.

Y como sé que, por suerte, en la radio española trabajan otros periodistas, algunos tan buenos y valientes comunicadores como Alsina, solo añadiré, porque así se lo escuché decir un día a varios de ellos, que no descubro nada nuevo sí afirmo que entre los mejores de la radio reina un gran respeto mutuo, lo cual dignifica aun más, si cabe, a unos profesionales que día a día hacen su trabajo “a las mil maravillas” para que sus oyentes podamos seguir el curso de los acontecimientos bien informados de lo que está pasando. Lástima que haya personas, algunas con mando en plaza, como son el vicepresidente segundo y su “lugarteniente” Echenique, que quieran privarnos del privilegio de seguir siendo informados con el rigor con el que nos informa Alsina, o cualquiera de los “monstruos” de la radio, de la televisión e incluso de la prensa escrita de hoy. ¡Qué le vamos a hacer! Hasta con los que amenizan nuestras vidas y nos informan verazmente se tienen que meter el señor Iglesias y sus secuaces ¡Allá cada cual con su conciencia! Si es que la tienen. Yo tengo clarísimo que prefiero escuchar una y mil veces antes a Carlos Herrera, a Ángels Barceló, a Juan Ramón Lucas, a Julia Otero, a Ángel Expósito, a Pepa Bueno, o al propio Alsina, entre otros, que al ridículo y embaucador personaje que tiene sujeto por “salva sea la parte” al señor Sánchez ¿Hasta cuándo presidente?

Por cuanto les he relatado, permítanme que agradezca a todos los profesionales de la radio la compañía que a lo largo de toda mi vida me han brindado, y que, de manera muy especial, felicite a quien hace escasas fechas ha sido considerado por todos sus compañeros de profesión, el Mejor Periodista del año 2020, por la labor que realiza al frente de la dirección y presentación del programa matinal “Más de uno”, en el que lleva años demostrando no solo una extraordinaria capacidad de comunicación, sino también, una espléndida implicación personal en sus reportajes, una ecuanimidad fuera de toda duda en la emisión de sus juicios y opiniones y una impecable y fina ironía en el manejo del lenguaje.

Yo, como ya les he apuntado, hace años que me fijé en él y le “fiché” como “compañero de fatigas”, y, porque cuánto más le escucho más me gusta, puedo añadir que le sigo cada mañana porque nunca me defrauda.

La radio siempre me entretuvo, con la radio me informé y aprendí, y con la radio mientras pueda seguiré porque, junto con mi mujer, es mi mejor compañera.