La crisis y sus consecuencias son las que mandan. Es difícil sustraerse a esa realidad sobre la que hay que volver un día y otro para que estemos al corriente de lo que sucede, de las dificultades por las que pasan millones de españoles. Porque la pobreza en España, la soportan ya millones de españoles. Y eso es algo a lo que el Gobierno no puede sustraerse. No está el panorama para futilidades y mucho menos para extravagancias y frivolidades. Hay que afrontar la verdad de la situación como sea.

Me voy a remontar al año 2010. Más de la cuarta parte de los ciudadanos españoles se encontraban en riesgo de pobreza y exclusión social durante ese año en el que las cosas empezaban a ponerse difíciles para la mayoría ciudadana, sobre todo para las clases medias que están tocadas y en algunos casos hundidas. En aquel año se incrementó en un millón de personas el número de ciudadanos en situación tal respecto al año anterior. El dato procede de un estudio elaborado por la Red Europea contra la Pobreza que ha dado a conocer su filial en Madrid.

Las diferencias entre los datos de 2009 y 2010 muestran un avance claro e imparable de la pobreza y la exclusión social, que las medidas y las estrategias tomadas al respecto no han logrado ni detener ni disminuir. Que once millones y medio de españoles se encuentren en riesgo de pobreza y exclusión social es un indicador claro de las desastrosas consecuencias que la crisis está teniendo en el bienestar de la ciudadanía. A día de hoy, nadie puede asegurarnos el bienestar. Aquella comodísima nube en la que vivimos instalados durante algún tiempo se ha evaporado dejándonos un cielo gris plomizo que amenaza con desplomarse sobre el cada vez más lejano bienestar que en otro tiempo disfrutamos.

Si la Red Europea contra la Pobreza dice que es urgente acometer una profunda transformación de las políticas sociales de España para lograr los objetivos de reducción de la pobreza y combatir los efectos más negativos de la situación económica, eso significa que los responsables nacionales y autonómicos de las políticas sociales deben aunar esfuerzos y buscar salidas para tratar de acabar con las desigualdades existentes entre las distintas comunidades y ciudades autónomas o, lo que es igual, entre los españoles de todas las latitudes. El Gobierno tendrá que prestar más atención al problema de la pobreza, porque en lugar de retroceder y disminuir avanza a paso de gigante, amenazando con engullir a buena parte de la sociedad española. En principio se ha tragado a más de once millones de españoles.