Hay una parte de toda esta pandemia que nos dejará marcados para siempre. Cuando nos dicen que con el Covid-19 van la crisis sanitaria, la social y la económica, yo añado siempre una cuarta, la psicológica. Los sanitarios la vemos todos los días pero todavía queda lo peor.

Soy médico de Atención Primaria en Sanabria. Trabajo con un gran equipo de profesionales sanitarios. Y durante todos estos meses hemos sentido en primera persona la dureza de la pandemia. Las personas mayores, las personas enfermas, los niños, los adultos, sus familiares, todos ven en nosotros su esperanza. Los sanitarios damos confianza a las personas cuando lo están pasando mal, cuando sufren, cuando la enfermedad les hace temer. No solo somos profesionales de la Medicina, de la Sanidad.

También somos personas que empatizamos con la enfermedad y, por eso, creemos que la Sanidad Pública es mucho más que cuidar de la salud de nuestros pacientes. Nada hay más importante, más emocionante, más maravilloso que curar a nuestros enfermos. Verles sonreír cuando las cosas van mejor.

Y en este sencillo relato también quiero hablar de algo que me parece crucial. Mi condición ideológica, socialista, progresista, de izquierdas, me da un plus para entender y defender que la Sanidad Pública es uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar. Todos los ciudadanos tienen derecho a la asistencia sanitaria independientemente de su condición social.

El ministro de Sanidad Ernest Lluch lo entendió perfectamente cuando impulsó la Ley General de Sanidad Pública, aprobada el 25 de Abril de 1.986 con un Gobierno del PSOE presidido por Felipe González. La Sanidad Universal debe estar por encima de cualquier ideología aunque, lamentablemente, la derecha no lo entiende así.

Durante todos estos meses hemos visto como se han ido cerrando consultorios en los pueblos de Zamora que no se han vuelto a abrir. Hemos visto como faltaban médicos, enfermeros y personal en los hospitales, centros de salud y consultorios. Hemos visto las carencias de un sistema de Salud Pública que había ido recortando gastos y derivando pacientes a la sanidad privada con el PP y ahora con la ayuda de Ciudadanos.

Hemos visto como las listas de espera se hacen interminables ante el sufrimiento, el dolor y la angustia de los pacientes. Hemos visto como el derecho a la salud ha dejado de ser una prioridad en Zamora, en Castilla y León, con el objetivo puesto en los seguros privados, en los hospitales privados.

Durante estos meses desde que se inició la pandemia, en el mes de marzo de 2020, hemos visto como el Gobierno de España enviaba 1.178 millones a la Junta de Castilla y León para combatir el Covid-19 que nadie sabe dónde han ido a parar.

Hemos visto como las vacunas no llegaban al medio rural. Hemos sentido la impotencia y el dolor de ver el sufrimiento de nuestros pacientes mientras en Valladolid se gastaban el dinero en campañas de publicidad y propaganda del presidente Mañueco y de su vicepresidente Igea.

Hemos visto a nuestros mayores sufrir en las residencias mientras la Junta ordenaba que no se les llevara a los Hospitales.

Hemos sufrido las consecuencias de la pandemia sobre nuestra propia salud, porque el coronavirus también ha contagiado en hospitales y centros sanitarios a médicos, a enfermeros y enfermeras, a celadores, a personal de limpieza, a personal de servicios, a personal de administración y a profesionales de los distintos estamentos de la Sanidad. Nos hemos sentido abandonados por la Junta de Castilla y León, sin equipos de protección, sin medios técnicos, sin personal de apoyo para sustituir las bajas y periodos de descanso.

La sanidad pública en Castilla y León, también en Zamora, no puede seguir siendo considerado como un gasto sanitario y no puede seguir recortándose un servicio que siempre ha sido y será sinónimo de bienestar y de igualdad para nuestra sociedad.

Cuándo los médicos, los enfermeros y enfermeras, el personal del Sacyl, vemos sonreír a nuestros pacientes, cuando sentimos que estamos dando todo por ellos, cuando percibimos la emoción de sus familiares y amigos, es cuando los profesionales de la sanidad pública nos sentimos más orgullosos de nuestro trabajo.

(*) Vicesecretaria general del PSOE de Zamora y médico de Atención

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