No es que Zamora esté hecha un solar por la falta de absolutamente casi todo, es que Zamora es toda ella un solar, un baldío de difícil solución. La ciudad se ha ido llenando por doquier, entre derrumbes y caídas por dejadez o por envejecimiento, de solares urbanos. La hierba crece por igual en el centro que en la periferia. Asoma su verdor por debajo de lo que en otro tiempo fueron puertas de acceso a domicilios particulares al igual que se asoma por lo que en otro tiempo fueron balcones y ventanas.

Zamora no puede seguir así. No puedo estar más de acuerdo con la Asamblea Vecinal y su petición para la modificación parcial de la ordenanza de Urbanismo, palabras mayores porque parece tal que a Urbanismo ni ‘tocallo’, ni ‘meneallo’, pero ¡leñe!, ‘enmendallo’ de una vez para que el problema no se agrave con el paso del tiempo y de los fenómenos meteorológicos que no benefician ni poco ni mucho a las casas ya abandonadas que amenazan derribo, ni a los solares donde crecen junglas urbanas.

Que Zamora se cae es un hecho. Llegará el día, como no se ponga remedio, en el que lamentaremos lo que muchos zamoranos piensan y ni uno solo quiere que suceda, una desgracia. Sólo entonces se apresuraran a poner, ojalá que remedios y no más parches como los acostumbrados. No seré yo quien diga que en todos estos años el Ayuntamiento no ha hecho cosas por Zamora, sin que se circunscriban sus hechos a la muralla, porque eso viene de antiguo. De la etapa de Andrés Luis Calvo y también la de Antonio Vázquez. Todos los ciudadanos esperamos que el Ayuntamiento se moje y se implique más en la tarea de modernizar Zamora, de adecentarla, de hacer de ella una ciudad con encanto para lo que también estamos obligados a colaborar, desde el respeto, todos los ciudadanos.

No está Zamora para que se demore iniciativa alguna y para que la dejadez siga creciendo como la hiedra, como si de una planta invasora se tratara. Hay que actuar con prontitud, eficacia y eficiencia. Por supuesto hay que tener voluntad, tener ganas de darle un cambio a la ciudad rota, envejecida y, entre lo nuevo y lo rehabilitado, darle el toque que ahora le falta. Zamora merece la atención prioritaria y el respeto municipal. No podemos blasonar de ciudad cuando la realidad es lamentable. Mucho apelar al al turismo como solución para nuestra difícil solución y cuán poco apuntalamos el atractivo que Zamora va perdiendo paulatinamente. Menos solares y más edificios y no sólo de viviendas, cuántas de ellas, espantosas.