Protestaron enérgicamente, se concentraron, se manifestaron, denunciaron donde hay que denunciar, en los juzgados, y ahora la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, a través de un auto, da la razón a las asociaciones de hostelería y considera que con las restricciones ya utilizadas antes de Navidades, el reinicio de la actividad hostelera “no es un elemento de riesgo cierto y grave para la salud pública”. Como consecuencia, los jueces han ordenado la reapertura de los locales de hostelería incluso en aquellos municipios con tasa de incidencia superior a los 500 casos, es decir, las denominadas ‘zonas rojas’.

¿Qué han hecho los hosteleros de Castilla y León y en concreto los de Zamora? Me temo que muy poco o nada. Ignoro cuántos establecimientos de hostelería hay en Zamora, entre la capital y la provincia, ¿seiscientos? ¿ochocientos? ¿Qué han hecho sus responsables por su gremio? Cuando se manifestaron frente a la Subdelegación del Gobierno no pasaban de cuarenta o cuarenta y cinco y muchos de ellos eran proveedores. Así no se va a ninguna parte. Tienen que ser más beligerantes. No vale con lamentarse. Hay que dar un golpe en la mesa y proceder a lo que sea menester.

Si en Euskadi, los jueces del TSJPV han asumido los argumentos de los hosteleros, ¿por qué no pueden asumir los jueces de Castilla y León los argumentos de los hosteleros de nuestra Comunidad? Se hubiera avanzado mucho. Se hubiera cortado por lo sano, en un sentido u otro. Claro que con lo desgraciados que somos por estos lares, lo mismo sus Señorías daban la razón a la Junta.

El problema de algunas autonomías es el pesebrismo, la subvención, las canonjías, la cobardía de buena parte de sus ciudadanos. El varapalo al Gobierno de Urkullu ha sido de categoría, pero se ha logrado lo que pretendía el sector, tumbar el cierre de locales que aprobó el Gobierno del lehendakari, ¿a qué le suena?, y volver a sacar la cabeza de ese pozo, el de la inactividad, en el que se hundían cada día más. Lo que no se puede hacer cuando el Gobierno de Castilla y León abra la mano, es querer ganar en una semana o quince días, lo que han perdido o dejado de ganar en meses.

Hay que perder el miedo y movilizarse. Lo digo con el respeto que he mantenido hacia la hostelería zamorana a lo largo de los meses, dándoles en todo momento la razón. Ningún argumento esgrimido logró apearme de mi convicción de que el problema no es y no está en la hostelería, sino en el entorno familiar.