El tiempo pasado nos ha traído hasta el presente la figura de quien dignificó, aquí en Zamora, el comportamiento cívico, del staff público representativo. A veces se olvida, que los sucesos del 23’F de 1981, se narraron informativamente al día siguiente.

En aquellos momentos de incertidumbre algunos pocos, muy pocos, supieron ser y supieron estar. Mientras otros desaparecieron y algunos, sabido es, fueron a tomar café a Portugal y volvieron pasados unos días. De aquellos momentos, así como de otros previos y también posteriores, quedó entre D. Jose Ramón y mi persona una amistad. Aun recuerdo aquella anécdota de estar en Interior y cambiarme de piso, siendo parado de inmediato por un ujier, que me interpeló con aquello de: “¿Adónde va?” Y, a bote pronto, le contesté: “A ver a Don José Ramón, dígale usted que”-le dí nombre- “le quiere saludar”.

Se fue el ujier hasta el despacho y acto seguido salió D. José Ramón diciendo: pasa Paco.

Con D. José Ramón ya había platicado antes en varias ocasiones. Aún recuerdo la primera vez, cuando fui instado por mi actividad política pública, siendo aún PNN en el Claudio Moyano, a una entrevista en su despacho oficial del Gobierno Civil de Zamora.

El tema del encuentro, de naturaleza de libertades políticas, apenas nos entretuvo diez escasos minutos, pues casi de inmediato hicimos convergencia, el resto de tiempo, una hora y tres cuartos, hablamos del hacer presencial de Pueblo Judio en las cuatro Regiones Históricas de la Corona Leonesa.

A la salida de la recepción oficial, pase a saludar, en su despacho del Gobierno Civil de Zamora, a dos de sus colaboradores de aquel entonces, que eran amigos míos, y aún lo siguen siendo. Uno de ellos me dijo: por el tiempo que has estado habeis arreglado la provincia, y le respondí que habíamos hablado de los judios y su importancia en todo el noroeste peninsular de Regnum Imperium Legionensis, a lo cual el otro amigo, especialista en Historia, argumento: es que ese tema es clave para interpretar el papel de extremeños, leoneses, gallegos y asturianos en la Historia de España.

Con D. José Ramón se podía dialogar sin ningún tipo de cortapisas, actuando siempre, en lo que es mi conocimiento, con franqueza y empatía.

Ahora, ante la pérdida de D. José Ramón, quiero expresar mis condolencias y sentido pésame a su familia y allegados, tanto en nombre propio como del grupo político Prepal al cual represento y a la vez rendir sincero homenaje a quien, en el desempeño de su cargo público, con ocasión del 23’F(1981), supo ser, en la provincia leonesa de Zamora, un excelente servidor público, vivo ejemplo social de comportamiento cívico y caval decisión.

Presidente del Prepal