El 13 de marzo de 2019 las Cortes de Castilla y León aprueban la creación de la categoría de Médico de Cuidados Paliativos, “con el objeto de mejorar la calidad asistencial para pacientes y familiares en la fase final de vida y dar estabilidad a los profesionales”.

Esto, se supone, se enmarca dentro del Plan de Cuidados Paliativos para Castilla y León 2017-2020, que en mi opinión ha sido un “nado morto”. Se trabajó en él durante 3 años (yo tuve la suerte – o no- de participar en él) pero el máximo interés de la Consejería de Sanidad, pasaba porque lo asumiese casi por entero Atención Primaria, sin añadir apenas nada más que algún curso de formación aislado. No hubo diseño, ni por supuesto implementación de recursos en base a unas necesidades que imperiosamente se veían aumentar, porque lo que nació como un recurso para los pacientes oncológicos se ha ido ampliando a todas las patologías que acarrean sufrimiento en situación de procesos avanzados y sin cura posible.

Pues bien, 2020 pasó con vientos huracanados. Pasó con mayor demanda de cuidados al final de la vida pues, al contrario de lo esperado ha sido mucho mayor que en años anteriores, debido a necesidades acrecentadas multicausales tales como la pandemia en sí misma, así como otras condicionadas por ella, como el aislamiento social, fallo de la Atención Primaria, pero sobre todo por la persistencia de una atención enfocada en la enfermedad y no en la persona y la insuficiencia de equipos de Cuidados Paliativos. Este era el año, el momento, de haber desarrollado lo “vacíamente aprobado”.

Viviendo la situación desde la Atención Primaria, puedo decir que los Equipos de Atención Primaria raramente hacen cuidados paliativos. Cuidados paliativos no es prescribir morfina ni colocar una vía subcutánea. Cuidados paliativos es entregarse a un paciente que tiene un diagnóstico infausto y además de dolor, disnea, insomnio o cualquier otro síntoma sufre desconsoladamente porque su fin está próximo. Cuidados paliativos significa dar soporte a la familia porque, en la mayoría de las ocasiones, sufre y se desmorona. Cuidados paliativos significa presencia constante y no abandonar al paciente cuando más lo necesita. Cuidados paliativos significa no defraudar.

No dejo de pensar cuantas personas habrán pasado por esa situación este año y han fallecido solas, sin una mano (aunque fuese enfundada en dos pares de guantes) que asiese la suya en los últimos momentos, sin una palabra de consuelo, sin una mirada sincera sosteniendo la suya mientras se quebraba.

Mientras tanto nos sacuden con la Ley de Eutanasia. No estoy en contra, ya que si de verdad creemos en una sociedad avanzada se debe dar solución a cualquier tipo de demanda, pero me parece una carestía moral, una falta de principios éticos ofertar solo la muerte como solución a los problemas. Creo firmemente que si existiese un adecuado Plan de Cuidados Paliativos pocas personas desearían morir. Esta Ley es engañosa. Quién no quiere morirse cuando estás con un sufrimiento atroz y no hay consuelo? Cuando no existe empatía, cuando no existe compasión con el equipo sanitario que te atiende.

Es por eso que me reafirmo en que este era el momento de haber desarrollado el plan de cuidados paliativos y por supuesto haber consumado la creación de la categoría de Medicina paliativa. Era el momento de haber dado una respuesta a esa necesidad acuciante y garantista de una vida digna, del final de una vida digna. Esto es lo que no se ha hecho y no es justo.

El problema pudiera radicar en que durante mucho tiempo nos hemos empeñado en demostrar que los cuidados paliativos son baratos, que ahorran costes a los sistemas de salud ya que no precisan de grandes inversiones tecnológicas, solamente de tiempo y profesionales sensibles y formados. Pero claro ahora todavía es más barato acabar con la vida del paciente, es imposible competir con una dosis letal de un medicamento que se administra en un momentito y además la va a prescribir un médico, un médico del sistema nacional de SALUD (que digo yo que no sé que tendrá que ver con matar, aunque ya se financia cualquier cosa menos el bienestar de la población).

Por ello pienso que si nuestras autoridades sanitarias no son capaces ni tan siquiera de desenvolver algo tan sencillo como esto, en aras de garantizar los cuidados de fin de vida de la población, me pregunto cómo van a ser capaces de realizar un plan de la tan necesitada reforma de los Cuidados Primarios de Salud.

Francisco Luis Centeno Pascual

Médico