A lo largo de los últimos días, mucho se ha hablado, escrito y publicado acerca del proyecto para la recuperación del acuartelamiento de Monte la Reina, que es sin duda uno de los muchos que tendrían que emprenderse para intentar repoblar la provincia y tratar de invertir la tendencia descendente de una curva que, al contrario que la de la pandemia, ya nos gustaría a todos los zamoranos fuera en sentido ascendente.

En casi todos los comentarios que he escuchado o leído se denota partidismo, pues, como siempre, dependiendo de quienes se manifiestan, lo hacen en un sentido o en otro, lo que me hace pensar que “por ahí vamos mal”.

Si cuando gobernaba Rajoy, nada se hizo por recuperar o intentar aprovechar para otros usos los terrenos y las instalaciones aun existentes en Monte la Reina, sino más bien todo lo contrario –recientemente, varios han recordado que los referidos terrenos fueron sacados a subasta en 2017, como terrenos rústicos, por el gobierno del entonces presidente popular- ahora que gobierna Sánchez se le recuerda, y con razón, porque fue el mismo quien se “tiró a la piscina” ante el auditorio del Ramos Carrión, en la campaña electoral previa a las elecciones generales de 2019, asumiendo que: “caso de ser elegido presidente, daré el empuje que sea necesario para iniciar las obras que puedan propiciar que el acuartelamiento de Monte La Reina vuelva a llenarse de militares”. Otros nos recuerdan su promesa y, es más, aprovechando el ofrecimiento de financiación del montante total de las obras que recientemente ha hecho nuestra querida Caja Rural -un diez para la entidad financiera más zamorana que existe- hostigan al presidente Sánchez diciéndole que ahora ya no tiene excusas para no cumplir su palabra.

Si el presidente Sánchez no diera las indicaciones pertinentes para que se empiece a negociar con cuantas administraciones y organismos públicos o privados han mostrado interés en apoyar la realización del referido proyecto, para ponerlo en marcha, la ciudadanía zamorana tendría que tomar nota, como tantas otras veces debió hacerlo cuando quedaron convertidas en “agua de borrajas” muchas promesas hechas tanto por los unos como por los otros en campaña electoral.

Así como, una vez más, es de agradecer el compromiso que nuestra Caja Rural tiene con todos los zamoranos, lo de los políticos de turno es de juzgado de guardia, porque casi siempre, una vez en el poder, se olvidan de todo lo que prometieron pues, mientan, oculten, incumplan o engañen, nunca pasa nada.

Zamora, que como todos sabemos, es “el patito feo” con el que juegan muchos políticos a la hora de hacer campaña, debería despertar y recuperar el espíritu que allá por mayo de 1990 hizo posible el asalto al Cuartel Viriato y, años después, su reconversión en Campus Universitario; ya que, dada la situación de penuria en que se encuentra, solo la unión de todos los zamoranos en un solo ente, que bien pudiera constituirse en foro abierto de debate y plataforma cívica para concurrir como tal a las próximas y sucesivas elecciones, podría hacer reaccionar a los partidos políticos que llevan años repartiéndose los escaños que corresponden a nuestra provincia en las Cámaras Baja y Alta y hasta en las Cortes de Castilla y León, pues es un hecho irrefutable que, una vez concluidas las elecciones, quienes han podido hacerse con “el suyo” se olvidan de todas las promesas lanzadas en los mítines y asumen la disciplina de partido, digo yo, para que se siga contando con ellos en los siguientes comicios (siempre hay honrosas excepciones).

Visto lo visto, Zamora necesita estar representada en los órganos de poder por verdaderos “zamoranos de pro” que, llegado el momento, puedan y sepan votar por Zamora y sus intereses, sin más, al no tener que sentirse cautivos de la disciplina de voto de partido alguno, pues éstos, a la larga, solo persiguen alcanzar el poder y mantenerse en él sea como sea (ejemplos hay mil).

Con un lema tan simple como bien pudiera ser “en defensa de lo nuestro” deberíamos intentar recuperar el espíritu que hizo posible la toma del Cuartel Viriato e ir dando los pasos necesarios para que cuando llegue la hora podamos elegir, para que nos representen en las más altas instituciones, a personas libres de ataduras que sean capaces de defender los intereses de Zamora por encima de todo.

Los zamoranos, a poco que hayamos vivido o conocido la realidad de nuestra capital y provincia en el pasado, y seamos conscientes de su progresivo deterioro y declive a lo largo de los últimos tiempos, no podemos ni debemos perder ni un día más sin “dar el do de pecho” por nuestra provincia.

Poder volver a ver juntos en una foto reivindicativa a todos cuantos estén dispuestos a defender a Zamora y a votar por ella, allá donde estén y procedan de donde procedan, sería todo un placer y un orgullo para cuantos zamoranos mantenemos vivos en nuestras retinas los recuerdos de aquella inolvidable gesta. La foto de Antolín Martín (PP) al lado de Paco Guarido (IU) de Manolo Riesco (PSOE) y de otros muchos zamoranos más, de distinta clase y condición, peleando juntos por un mismo objetivo, es sin duda alguna el ejemplo a seguir.

Si no llegásemos a ser capaces de unirnos para saber exigir a los políticos que cumplan con lo prometido, y para defender lo nuestro con la gallardía con la que lo hicieron los precitados, todos deberíamos agachar la cabeza, en señal de vergüenza, y reconocer que “tenemos lo que nos merecemos”, por pecar de pasivos, de incapaces para asociarnos y de demasiado comodones. Espero equivocarme y no tener que entonar en poco tiempo aquello de: “somos lo que somos y así nos va”.

Esperando que de entre nosotros puedan surgir quienes, emulando al inolvidable Ángel Bariego, sean capaces de unirnos, convencernos, concienciarnos y conducirnos por el camino correcto, para hacernos sentir el orgullo de ser zamoranos, y deseando que quienes den el paso adelante no tengan que pronunciar nunca las palabras que tiempo después del asalto al Cuartel, ya desencantado por “la vuelta a las andadas”, dejó escritas el ilustre villalpandino: “Sigo preguntándome por qué aquella conciencia colectiva fuerte y aquella autoestima social que surgió entre los zamoranos de manera tan espontanea fue un logro que no supimos mantener”, quedo a disposición de quien o de quienes se puedan sentir concernidos para que, si lo consideran, cuenten conmigo.

Por mi edad y mis circunstancias no estoy en condiciones de encabezar ya nada, pero si en disposición de poner mi granito de arena por Zamora y su provincia, allá donde haga falta.

En cuanto “se haya vencido al coronavirus” todos los zamoranos hemos de ser capaces de trabajar juntos para invertir la curva de la despoblación. ¿Cómo?....Pues luchando:

Por la puesta en marcha de cuantos proyectos necesite Zamora para su relanzamiento y recuperación. No solo por el de Monte la Reina, que también, sino además, por el de conversión en autovía de la N-122, en el tramo de Zamora a Portugal; por el de recuperación de la línea férrea de la Vía de La Plata; por el de la Escuela internacional de Industrias Lácteas; por el de la “Marca Zamora”; por el de la Refinería de Barcial del Barco, para que más pronto que tarde sea una realidad ; por cuantos otros se intentaron impulsar en tiempo pasado y quedaron en el olvido y por los que se puedan plantear y requieran del empujón de todos para poder echar a andar.

Por la recuperación de la hostelería, volviendo a llenar bares y restaurantes a placer.

Por el comercio zamorano, convenciéndonos de que a la hora de gastar, nada mejor que hacerlo en Zamora. ¡Comerciantes zamoranos, “poneos las pilas”, porque tenéis que volver a ser competitivos, siendo conscientes de que lucháis contra la venta online y, en consecuencia, antes de marcar los precios habéis de saber cuáles barajan quienes venden por Internet, porque hoy en día casi todos vuestros potenciales clientes manejamos las redes!

Por la agricultura, la ganadería, la industria zamorana y cuantos autónomos, pequeños, medianos o grandes empresarios produzcan en Zamora, comprando y consumiendo e invitando a comprar y a consumir los productos zamoranos a todo el mundo.

Por el turismo local y provincial, siendo los primeros en querer conocer y saber vender las excelencias de todas nuestras tierras y comarcas: de Zamora y su Alfoz, de Benavente y Los Valles, de Toro y su Alfoz, de Sanabria, de Aliste, de Sayago, de La Carballeda, de La Guareña, de tierras de Tábara, de Alba, de Campos, del Pan y del Vino, y todo el patrimonio natural y cultural que cada una atesora. Todas las semanas, cada cual en función de sus posibilidades, hemos de viajar por la provincia “haciendo patria”, en lugar de ir a conocer otras latitudes, mientras no hayamos tenido el gusto de visitar, conocer y “saborear” las nuestras.

“Zamoranear” debe ser el verbo a conjugar.