A diferencia de Fernando Simón, cuyos patinazos siguen siendo constantes, Margarita del Val, viróloga del CSIC y una de las mayores expertas de España en epidemiología, no para de advertirnos sobre la situación que atravesamos y que no es la más idónea para saltarse a la torera las indicaciones que constantemente nos facilita. Digan lo que digan las autoridades políticas, son capaces de decir muchas cosas y ninguna fidedigna, a quien hay que hacer caso es a esta experta y a otros expertos como ella que, de momento, siguen dando en la diana de los aciertos.

Si un epidemiólogo dice que se acerca un “huracán COVID de categoría 5”, hagámosle caso y protejámonos como nos han enseñado por activa y por pasiva. No hagamos tonterías a sabiendas de que el 85 o 90% de la población española no tiene inmunidad. Estamos a tiro del bicho. Y las vacunas, que parecen resistirse, son más necesarias que nunca. La inmunidad colectiva todavía es una quimera. Sólo la tendremos cuando las vacunas protejan al vacunado pero también a las personas no vacunadas porque los primeros no puedan transmitirle el virus.

Todo parece complejo y se circunscribe a la vacuna. Vacunarse o morir. Están llegando por cuentagotas y eso lastra de forma insoportable el problema a tenor de lo que dicen los expertos de verdad. Tengo para mí que las personas vacunadas tendrán que seguir protegiéndose y siguiendo las normas de seguridad para proteger a los demás. Vamos, que no será la purga de Benito, pero será.

Me temo que de sucesivas oleadas no nos va a librar nadie y como dice la propia profesora del Val, en verano, cuando todos nos relajamos, más que oleadas, serán oleajes, como poco de fuerza cuatro o cinco. A pesar de la premura, el principal logro es que podemos disponer de varias vacunas que, ojalá, sean igual de eficaces y seguras. El problema está en esos pocos que no están siendo responsables. Lo increíble es que nada ni nadie logra convencerles para que lo sean.

Expertas como Margarita del Val siguen estudiando todos los días, no solo el comportamiento del bicho, sino también el de las vacunas y, cómo no, las nuevas variantes que están surgiendo y sobre las que se nos pide no caigamos en paranoias individuales y mucho menos colectivas. Seamos prudentes y consecuentes. Cabe pedir que, por favor, no haya más demoras en las vacunas y que la comunidad científica, la buena, la de verdad, no deje de investigar, para poder hacer frente al Covid y mejor antes que después se convierta en una especie de gripe sin más consecuencias.