La gente de Periodismo 2030, un foro de reflexión sobre el futuro del periodismo en el que anda involucrado nuestro paisano Sergio Martín ha publicado una encuesta en la que se ofrecen algunos datos de interés sobre el presente y el futuro del periodismo en España, desagregando algunos datos para poder comprar los resultados de Castilla y León en relación con el conjunto de España.

Los españoles en general se consideran bien informados, y la televisión sigue siendo la principal vía de entrada de las noticias en los hogares: casi dos tercios de los habitantes de la región asegura ver a diario los informativos en televisión. Aunque se consume prensa en formato digital, el pago por los contenidos -la única manera de disponer en realidad de información de calidad- sigue siendo minoritario en nuestra región, en línea con lo que sucede también en el conjunto de España. Se confirma en cualquier caso una desagradable brecha de género, en tanto que hay diferencias sustanciales en la manera de informarse: el número de varones que confiesa leer prensa digital de pago más que duplica al de las mujeres (un 9% frente a apenas un 4%). Son más, también, los varones que leen periódicos, en papel, con más de ocho puntos de ventajas sobre las mujeres, unas mujeres que prefieren informarse (¿?) a través de las redes sociales en un porcentaje mucho mayor que el de los varones (36% de varones frente a un 51% de mujeres).

La encuesta señala que la reina de la información sigue siendo la información local -y por eso, lector, periódicos como este tardarán mucho en caer-, seguida, efecto claro de la pandemia, por la información sanitaria. Es interesante analizar cómo el consumo de la información de sociedad / corazón sigue siendo un consumo vergonzante ante la deslegitimación social de este tipo de cobertura: apenas un 6% de los castellano y leoneses reconoce que ese tipo de información le interesa “mucho”, una cifra por cierto parecida a la del conjunto de la nación. También se observa una clara diferencia por sexos en otros sectores: las mujeres están más interesadas que los hombres en la información sanitaria, cultural y del corazón, mientras que los varones muestran más interés que ellas en política internacional y en la información deportiva. Los españoles siguen confiando en la radio y la prensa como fuentes más destacadas de información, mientras que desconfían claramente de las redes sociales y de la mensajería privada como medios para obtener información. Esto último no es de extrañar, pues los ciudadanos creen que son en esas redes sociales que operan a través de Internet las que más pábulo dan a las noticias falsas o fake news.

Entre los deberes que los españoles en general -y los castellanos y leoneses en particular- les ponen a los periodistas está el de ser más críticos con el poder y el de separar con claridad la opinión de la información.

Pero aquí también tenemos una paradoja difícil de resolver, como Sartori nos recuerda siempre que volvemos a sus textos: la opinión pública es tan frágil como variable, por su propia naturaleza busca más sentirse informada que saberse informada y por eso, aunque dos tercios de los españoles creen que la publicidad condiciona el contenido de la información, poco más de un 25% de los españoles creen que haya que pagar por conseguir información de calidad. Y así no hay manera. Es una situación de la que no es fácil salir y en cuya resolución está la clave del periodismo de las próximas décadas: sin pago no hay información de calidad, pero una parte importante de la ciudadanía no está dispuesta a pagar por esa información de calidad. Sálgase del rebaño y no se deje engañar, desocupado lector: siempre habrá élites y, en este campo, las élites seguirán pagando por estar (bien) informadas, pues como suele decir Arcadi Espada: “Un periódico no es sólo un contenedor de relatos fácticos. Es, sobre, todo, un orden, una selección y una jerarquía del mundo”.