¿Cómo es posible que a quien corresponda se muestre tan insensible ante las cifras abrumadoras de paro que nos está dejando a su paso el Covid? Pero es que a quien corresponda ¿no se le rompen las carnes, no se le cae la cara de vergüenza ante las colas del hambre? No hace falta que nos pongan fotos o videos de Madrid, basta con acercarse a Casa Betania, aquí en el corazón de la Zamora antigua que se torna vieja, para darse cuenta de una realidad que algunos no quieren ver, porque es mejor permanecer ciegos, y sordos, y mudos.

La situación es demoledora. Las cifras de desempleo asustan. A la paupérrima realidad laboral nacional se ha sumado la bolsa de entre 700.000 y 750.000 trabajadores acogidos a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo para frenar la sangría laboral provocada por los cierres del primer confinamiento. Una bolsa de desempleados temporales que no figuran en los registros de parados y eso a pesar de que en sectores como la hostelería, la falta de actividad se ha necrosado con los sucesivos cierres y restricciones.

Cerca de siete millones y medio de españoles tratan desesperadamente de encontrar un puesto de trabajo. Cerca de siete millones y medio de españoles llevan desde el pasado año buscando un empleo casi de forma permanente. Son muchos millones de españoles. Hasta el punto de que esa cifra equivale a la población entera de las cuatro provincias catalanas o a países como Bulgaria, Laos o Paraguay. La cifra de demandantes de trabajo se mantiene en récords.

¿Cómo es posible que a quien corresponda esté dispuesto a lanzar las campanas al vuelo de éxitos inexistentes de todo tipo para vender imagen, cara a la galería y, sobre todo, cara a elecciones a corto, medio y largo plazo? Basta ya de triunfalismos cuando la realidad nos habla de opacidad, de mentiras, de cortinas de humo, de apariencias, de ficciones. ¿Tan poco importamos los españoles a la clase dirigente? Cada vez son más los ciudadanos a los que las cuentas no les cuadran, como no les cuadran los muertos, como no les cuadra que hayan sido pensionistas tantos y tantos de los caídos por Covid, para que ahora llegue el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones enviando una carta a los pensionistas que han salvado el pellejo en la que les anuncia amablemente, una revalorización del 0,9% sobre el valor de su prestación, que verá reflejada en la nómina de enero.

Y mientras el Gobierno de España alardea por boca del ministro, el desempleo sube como la espuma y esto no ha hecho más que empezar.