Para vacaciones, lo que se dice vacaciones o lo que es igual, estar libre, desocupado, vacante, exento, inactivo, ocioso, las que se toman sus Señorías, los ínclitos miembros y ‘miembras’ del Congreso y del Senado. Después de 38 días de parálisis parlamentaria, desde que el 17 de diciembre, la presidenta del Congreso despidiera el año parlamentario, echando el cierre al hemiciclo, por fin, la Cámara Baja ha retomado una cierta actividad, reuniendo a la Diputación Permanente para decidir, ¡un trabajo ímprobo!, si citar de urgencia a Sánchez, a tres de sus vicepresidentes y a ocho ministros. Como en España no pasa nada y todo va viento en popa y a toda vela, los señores diputados, ah, perdón, y diputadas, deben decidir si molestar o no al Gobierno.

Que nadie eche las campanas al vuelo porque esta ‘cierta actividad’ en el Congreso es algo así como una pequeña incursión y por el qué dirán, ya que, en realidad, no será hasta el mes de febrero, tras las elecciones autonómicas de Cataluña, si es que al final se celebran en febrero, cuando los diputados, ah, y diputadas, recuperen al completo su actividad. Sólo entonces podremos decir que se inicia el nuevo periodo de sesiones. Como estos señores y también señoras, están tan ocupados en sus quehaceres, el lunes aprobaron el calendario parlamentario a inaugurar en febrero.

Luego hablan de las vacaciones de los maestros y de algunos funcionarios. ¿Comprende ahora por qué hay bofetadas en los partidos políticos por ir a Madrid? No se trata de Madrid por ser la capital de España, sino porque allí se encuentra un relativo puesto de trabajo, llamado Congreso de los Diputados, donde las ventajas son infinitas y los inconvenientes inexistentes. El único inconveniente es el desplazamiento, pero ya se sabe lo que se paga por ir y venir y por estar allí. Algunos, incluso, agradecen ese oreo que les permite distanciarse de la rutina familiar y social.

Esto es poco serio. Me refiero a lo de las vacaciones. Porque, llegada la Semana Santa, se producirá otro parón. Y ya nada le digo en cuanto el solsticio de verano, (lunes 21 de Junio), sea una realidad. Entonces es cuando sus señorías ponen pies en polvorosa hacia la costa, el interior e incluso el extranjero o un palacete de los muchos que atesora Patrimonio. Si echamos cuentas están durante más tiempo, ociosos que trabajando. España necesita parlamentarios comprometidos, serios, trabajadores que se tomen en serio a España y a los españoles.

Ya que les damos nuestra confianza, que no nos defrauden. El voto no es un cheque en blanco ni un salvoconducto a la impunidad.