Estamos como en el trimestre maldito, sólo que ahora es Hortensia, todavía entre nosotros, la que ha empujado a miles de españoles a realizar la compra tipo ‘búnker’. El búnker hogareño que esté bien provisto de todo, que no nos falte de nada. Especialmente que no falte el producto estrella de los confinamientos y otras adversidades: el papel higiénico. Los españoles debemos tener fijación con el susodicho. O vamos muy ligeros de vientre o subsiste una especie de trauma infantil que empuja a la compra masiva de este producto tan socorrido, tan necesario.

Por cierto, el papel higiénico, para aquellos que les vaya su rollo, ya era conocido en China en el siglo II, cuando fue inventado por Cai Lun. Sólo que, esta vez, en lugar del bicho procedente de Woohan, ha sido la Filo la que comenzó empujando al personal a gastarse los cuartos en paquetes y más paquetes de tan higiénicos rollos. El miedo es libre y el corte de carreteras a causa de la nieve caída y el desabastecimiento observado en las estanterías de los supermercados hizo que los consumidores no se dejaran sorprender sin pertrecharse bien del referido.

La verdad es que los productos que más escasearon en plena vorágine del temporal fueron los frescos como carne, pescado, verduras y frutas. Lejos de hacer acopio de todo ello, los artículos que más demandaron y siguen demandando los españoles, por lo que pudiera pasar, han sido el café, el papel higiénico y bebidas de chocolate, no sé si por ese orden. Son los tres productos estrella en los que más han invertido los consumidores. Algo tiene el papel higiénico cuando lo bendicen en forma de compras masivas. Confinamientos, olas de frío, grandes nevadas son directamente proporcionales a la adquisición de estos rollos tan necesarios.

En el ranking de preferencias, el number one es para el café, seguido del papel higiénico y del chocolate. Es el particular y peculiar top 3 de estas situaciones tan desagradables. A distancia les siguen el té, el agua y las conservas. Si no hay sardinas frescas, tampoco es el tiempo ya que la sardina es ‘agostina’, una latita en aceite de oliva y, de alguna forma, el mar siempre está presente en la mesa.

Me gustaría que alguien, un experto, me explicara ese fervor de los españoles por el papel higiénico ante lo que pueda ocurrir. No es normal. Yo lo que sé es que, aunque no ocurra nada, los carros de la compra, en pleno pedido van bien surtidos de papel higiénico, la cervecita que nunca falte y botellas de bebidas alcohólicas un poco subiditas de grado.