¡Oh glorioso San Antón el 17 de enero / que amaneció con el campo cubierto todo de hielo, / con la niebla o cencellada, sin rato al sol, sólo humero, / y por los bares cerrados a barriga sin puchero. / Que aunque en llegando las dos -fuiste fiel al refranero- / y un rato calentó el sol, fue un ratico muy pequeño. / Y aunque después de tu santo la niebla a las dos no llega, / no sacasteis ni el borrico de las cuadras a la puerta.

La provincia se despuebla, San Antón, de ganaderos: / dicen que son dos por día los que se marchan del pueblo. / Por ello menos trabajo tus animales caseros / te dan para protegerlos. Porque ahora quedan menos / de aquellos que se trataban en las casas con respeto. / Porque eran de las familias su trabajo y su sustento.

Como el cerdo, buen amigo, de San Antón laconero, / que todo el año servía a la gente de alimento. / O el ternero que decían: “Que eso no es para comerlo / Laura, que es para vender”, en Porto los más pequeños.

San Antón, trabajo tienes porque a los pequeños cerdos / cual bestias pardas los tratan alimañas con dinero. / Los meten en grandes naves, amontonados, con miedo. / Los purines que producen los extienden por el pueblo/ Cuando empiezan a crecer los llevan a cebaderos, / y sin haber visto el sol: ¡de la nave al matadero!

Denominación de origen -cuando el embutido está hecho- / dicen del animalico que vivió sin ver el cielo. / ¡Pero el cerdo es animal y tiene sus sentimientos! / Como los tiene el borrico, las ovejas, y el ternero.

Ganadería industrial lo llaman a este invento, / que en Zamora no entendemos pues somos algo paletos. / El caso es que por el campo, de contaminación lleno, / ni hay paleto agricultor ni paletos ganaderos. /Pues no puede competir quien al animal respeta / con los que arrasan con todo porque no aman a esta tierra.

Y así a la fauna aún salvaje que campa hasta por el pueblo / la basura que se encuentran se les enreda en los cuernos, / como hemos visto hace días que pasaba con un ciervo. / Como le pasa al alcalde que al pueblo pone los cuernos / con Junta y Diputación, firmando y dando su acuerdo / para instalar macrogranjas a tus amigos, los cerdos.

Como firman las licencias -siguen poniendo los cuernos- / también con esas industrias de minas a cielo abierto, / como la de Valtreixal, que amenaza a ganaderos / del monte, que era de todos y pasa a tener un dueño.

Coordinadoras formamos para podernos quedar / viviendo y respirando sin dejar de trabajar. / Precios justos para el campo, productos de calidad, / mercados de cercanía… respeto de la ciudad.

Mas con todo, San Antón, del año el mayor problema / ha sido el virus que mata a las gentes de esta tierra. / Y por ser tan importante del mundo esta situación, / desde el campo que proteges ofrecimos solución: / alimentar a las gentes es un trabajo esencial, y aunque no lo reconozcan en nuestras manos está. / Como estaba en nuestras manos esa solidaridad / que mostramos en pandemia desde el campo a la ciudad.

San Antón, voy acabando esta simple relación. / Y finalizo pidiendo a nuestra Diputación / que reconozca que el campo es un trabajo esencial / en épocas de pandemia y en todas las demás.

Y por ello que proteja con alguna subvención / a quienes desde los pueblos mantienen la población: / agricultores genuinos a título principal; / a quien mantiene servicios y aquí incluimos el bar.

¡Oh! Glorioso San Antón. San Antón bendito seas, / líbranos de macrogranjas a las gentes de estas tierras

(Y échanos una manita, San Antón buen laconero. / Si no es por los zamoranos que lo sea por sus cerdos).