Hay cosas que evocan la desgana y con el mismo rasgo nos dejan paralizados. Tengo la sensación de estar viviendo una íntima contradicción... Lo ordinario tiene que parecer coherente, pero junto a las formas de los días, se viven verdaderas locuras. En realidad, creo cada día estamos más cerca de vivir un perpetuo desfase, y volvernos todos majaretas. Al tener la muerte tan presente se produce un desorden mental importante y junto al mismo se gestan todo tipo de disparates.

Hay personas que deben pensar que llevando la estupidez al límite son más graciosos... El sábado, volviendo a casa entre el intenso frío, me encontré a un grupo de chicas jóvenes. Al verlas pensé que tenían la cabeza arrebatada. Entrando en detalles les diré que todas (absolutamente todas) llevaban un tanga puesto igual que si fuera una mascarilla. Eran la viva imagen de la irresponsabilidad, pero lamentablemente, todas estaban muertas de risa.

Hay personas que gustan de llamar la atención y sentirse “rebeldes” por un rato. Y en el empeño no dudan en hacer cosas que no se deben hacer. ¡El tanga en el moño y la mascarilla en la boca!

No sé cuándo terminará la pandemia, pero como dure mucho, vamos a ver de todo. Se nos está yendo la pinza de mala manera. Y creo que esto sólo es el principio.