Filomena le ha robado protagonismo, estos días, a los dos grandes temas que más preocupan a los ciudadanos: la evolución de la pandemia y la involución de la economía. Esto tiene pinta de no cambiar nunca. Cuando superemos una tendremos que seguir soportando la otra que ya arroja unas cifras demoledoras en forma de parados reales, sin maquillaje ni floritura alguna. Las cosas no van bien. Algo estamos haciendo rematadamente mal para que la autoridad competente siga echando el cierre por decreto al futuro. Como los cierres sigan siendo la tónica, el futuro no es que sea incierto, es que no habrá futuro.

Los parados reales son ya más de 5,6 millones. Una cifra devastadora para la esperanza de tantos. Las previsiones que auguraban un desastroso 2020 en materia laboral, se han cumplido a rajatabla. La dichosa pandemia ha roto con seis años consecutivos de crecimiento del empleo y sumó 754.532 parados más. Más de 500.000 pertenecen al sector servicios y en concreto al más demonizado de todos ellos, la hostelería. Aunque, el comercio y el turismo también se llevan su parte alícuota correspondiente.

No sé cómo van a arreglar esta situación que se torna sumamente difícil. Ni con todo el oro del mundo que envíe Europa podrá resarcirse a la enorme cantidad de empresarios que se han visto obligados a cerrar y a los millones de desempleados sin esperanza o con muy poca a los que no se les ofrece opción alguna. Ya nada digo si se superan los cincuenta años. Como para que el Gobierno se ande con cómputos de años trabajados, edad y todas esas historias que puntúan para poder cobrar la pensión.

Al paso que vamos tendrán que poner la edad de jubilación a los 75. La realidad no está tan alejada de esa edad. A ver, la Seguridad Social no sólo pierde activos, es que la afiliación ha sufrido una fuerte pérdida. Sin empresas, no hay trabajadores y sin trabajadores no hay SS. Me temo que los pensionistas acaben pagando los platos rotos. El saldo total de ocupados en 2020 se situaba en 19.048.433 personas, el 1,86% menos que un año antes. Es la primera caída anual desde el año 2013, siempre según los datos publicados por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social que tampoco se muestran optimistas. Es imposible serlo o casi, salvo que con permiso del Covid y de las futuras Filomenas, se produzca el milagro que todos estamos esperando.

Necesitaríamos alguien sobrado de luces, porque las existentes, parpadean mucho o directamente se apagan y sin luces pocos pasos podemos dar. Qué bien nos vendría un buen cerebro económico.