“Hoy ha nevado nieve negra,nieve que quema tatuará mi cara.Con esas armas temerariasque al dispararse tatuarán la historia.”

Tahúres Zurdos, Nieve Negra, 1991

Así comienza la letra de Nieve Negra, tema del disco de 1991 del mismo nombre de Tahúres Zurdos. En ella, el grupo hace alusión al fenómeno que ocurrió tras las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima, como consecuencia de la mezcla entre el agua y la ceniza de los cuerpos calcinados en aquel holocausto. Se ha utilizado este fenómeno “apocalíptico” en películas y, sobre todo, en libros de ciencia ficción.

Mucho se ha escrito sobre el comportamiento de la sociedad española en su responsabilidad de contener la propagación del coronavirus Sars-CoV-2. Pero a casi un año de cumplirse el inicio de la mayor crisis nacional de salud vivida en décadas, seguimos observando un civismo cuestionable, un egoísmo recurrente y una temeridad preocupante. Por no decir rutinaria. Esta vez plasmada en las imágenes de gente saliendo a la calle para “disfrutar” del temporal de Filomena con absoluto descontrol y falta de civismo, masificándose en calles y barrios como si nada pasara. Sin distancias ni mascarillas. Como si la muerte y el hundimiento económico de familias y negocios no llevara caminando con nosotros meses. Es una clara falta de Empatía, de integridad personal y de hacer oídos sordos a la ruina.

Hoy he deseado que la nieve de este temporal fuese negra. Que contara la lección que no somos capaces de ver, aprender y digerir como sociedad: que las muertes estando en el aire pesan, caen. Y tenemos nuestra parte de alícuota ¿Te imaginas Zamora, Madrid y otras ciudades vestidas de negro? Nadie saldría de sus casas. Nadie se dejaría “quemar” o “tatuar” su cara como cantaba Aurora Beltrán.

¿Acaso tiene que nevar nieve negra para que nos demos cuenta de manera individual y actuemos? No son bombas nucleares, sino nuestra irresponsabilidad la que son, hoy, las armas temerarias.

Piensa. Empatiza. Actúa.

Carlos Nieto