Hemos estrenado 2021 con cambios, con muchos cambios. Unos se han producido ya, otros se irán produciendo a lo largo de este mes y a lo ancho del presente año. El más sonado, en lo que al viejo continente se refiere es el controvertido divorcio entre la Unión Europea y el Reino Unido. Londres ha abandonado el club comunitario tras 47 años de relación con un acuerdo de divorcio que por un lado resuelve puntos delicados pero por otro deja desafíos futuros. En principio, unos y otro se ven condenados a entenderse. Cabe esperar que no lleguen a las manos dialécticas y mucho menos a las otras. Lo digo porque el Brexit ha pasado factura a todos los involucrados, provocando infinidad de disputas.

Parece que las incógnitas que pesaban sobre Gibraltar han quedado despejadas. El futuro del Peñón tras el Brexit, tras un principio de acuerdo del que nada se sabe, acuerdo que ha gustado al Premier inglés lo que apunta a que no debe ser del todo bueno para España, permite aplicar el espacio Schengen a Gibraltar con España suprimiendo los controles existentes hasta ahora. Controles que permanecerán vigentes para los ciudadanos británicos.

En Washington se están ultimando los detalles para el próximo relevo en la Casa Blanca. Mientras llega ese momento, que se producirá el próximo día 20, el presidente saliente toma sus últimas decisiones como la ampliación de las restricciones migratorias en vigor desde abril. Se ha iniciado la cuenta atrás para la salida de Donald Trump y la llegada o entrada de Joe Biden. Uno de los cambios importantes y significativos del nuevo año de alcance internacional.

Desde el pasado día 1 la edad de jubilación ha subido a los 66 años. La pensión se calculará con 24 años cotizados. Cambios en este sentido que a unos agradan y a otros enfadan. Este cambio, como nos afecta directamente a los sufridos españolitos es, sin duda, uno de los que más nos interesan. Nos va mucho en ello. Nos jugamos demasiado con tanto cambio especialmente en lo relativo a las pensiones que suben tan poco que ni se nota. Mientras los sueldos de sus señorías alcanzan niveles insostenibles, a las pensiones siempre se las mira de reojo y mal.

Y más cambios. Los permisos de paternidad y maternidad están desde el viernes 1 de enero equiparados en 16 semanas, una medida que busca avanzar en la corresponsabilidad y en la reducción de brechas laborales, y para la que se han dotado 2.784 millones de euros este año. Ya veremos en qué queda la cosa. En principio, de cambios vamos bien servidos. A ver qué pasa.