La noticia saltaba a los medios fechas pasadas y la protagonizaba el “Olentzero” o lo que es igual, el Papá Noel vasco. Siempre creí que este y otros personajes navideños como Melchor, Gaspar y Baltasar estaban fuera de cualquier polémica política o partidista. Debo ser muy ingenua porque en esta España rara, de situaciones peligrosas en la que vivimos, todo es posible, incluso que se trate de manipular a los niños que, al final, acaban pagando los platos que rompemos los mayores.

El “Olentzero” es un carbonero mitológico que trae los regalos el día de Navidad y que en el municipio vizcaíno de Lejona ha remitido una carta a todos los niños, en la que les emplaza a abandonar el uso del castellano en sus comunicaciones con él. Hasta el punto de decirles, a modo de regañina, “Debo daros un tirón de orejas”.Y todo porque “la mayoría sabéis euskera”, pero, “aun así, recibimos muchas cartas en castellano”. Al parecer este señor dice no saber castellano y por lo tanto se ve obligado a realizar “un esfuerzo terrible para entender en este idioma” El universal idioma de Cervantes que hablan más de 577 millones a los que se sumaran, no tardando mucho los casi 22 millones de personas que lo estudian en 107 países.

Creí que estos personajes navideños, por locales y desconocidos que fueran, no tenían problemas con los idiomas porque estaban tocados de un don especial, un don celestial. Como mejor ejemplo, Papá Noel, que vive en el Polo Norte, seguro que habla lapón como idioma materno y sin embargo nunca ha puesto pega alguna a los distintos idiomas con que los niños le dirigen las cartas de Navidad. Otro de los grandes ejemplos lo constituyen nuestros, y de todos, Reyes Magos. Los tres proceden de distintos países de Oriente y tampoco, jamás, que yo sepa, han puesto objeción alguna al idioma en el que los niños les han dirigido sus cartas.

Lo del “Olentzero” vasco me parece muy fuerte por muchos paños calientes que se le quiera poner al asunto. Es vergonzoso que ni siquiera estas situaciones puedan quedar al margen de la lucha partidista y la mirada miope del nacionalismo. Lo digo porque el Ayuntamiento de Lejona está gobernado por el PNV, gracias al apoyo del Partido Socialista. Ellos son los autores materiales de un mensaje más que reprobable, dirigido a los chavalitos, conminándoles a que si no escriben sus cartas en euskera no obtendrán regalos. Que se las envíen a nuestros Reyes Magos. Melchor y sus compañeros no hacen distinciones en función del idioma, la creencia religiosa o la ideología.