Ser una persona feliz incluye compartir la vida con personas maravillosas que te han enseñado a ser persona y a ser “felix”. Que han formado parte de tu formación en la Enseñanza pero que también te han dado algo más, un plus para entender la vida más allá de lo cotidiano. En ese grupo de personas maravillosas, mucho más que amigos, siempre incluyo a José Ignacio Primo, a Feli Mielgo, a Andrés Luis Calvo y a Pilar Cifuentes. Un grupo indisoluble, íntegro, lleno de valores éticos, polÍticos, sociales, culturales y humanos que forman parte de la pequeña gran historia de gente notable y de bien de Zamora.

Y junto a muchos otros que me han enseñado a amar con amor la vida, además de toda mi familia y mis amigos, ellos han sido una referencia vital en mi manera de entender la amistad, la política, la poesía, la literatura, el flamenco, la fraternidad, la cultura, la diversidad, la solidaridad, la sensatez, la tolerancia, el cariño, el sentido común, la libertad, la democracia, el espÍritu de ser una persona inquieta con inquietudes. Intentar ser una buena persona como lo son ellos y ellas.

De Andrés Luis Calvo y de Pilar Cifuentes, por supuesto de Irene, puedo escribir las palabras más hermosas y los sentimientos más profundos, porque siempre han sido nuestro todo. Y de ellos tendré que dibujar en el papel hermosos relatos para agradecer la suerte de haberlos conocido.

En este tiempo tan difícil que nos está tocando vivir a todos, tan duro y tan triste, quiero expresar mi cariño, porque ahora le toca a ellos, a dos amigos, dos personas fantásticas, dos grandes de Zamora, como son Feli Mielgo y José Ignacio Primo. Ellos tienen ganado el reconocimiento del mundo de la Enseñanza como profesores, de la Cultura de Zamora, pero para mí son mucho más que una referencia y quiero, con este pequeño y sencillo relato, agradecerles su amistad y todo lo que me han dado.

He tenido la suerte de ser alumno de los Colegios de EGB Jacinto Benavente y EMAE, del Instituto Maestro Haedo y de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Zamora, también del Máster de Gestión de Riesgos Laborales de la Facultad de Derecho y del Máster de Recursos Humanos de la Universidad de Salamanca. En mi formación he compartido con profesores, compañeros y amigos mucho más que el aprendizaje. Y a todos y todas ellos y ellas se lo agradezco infinitamente.

Pero, sin duda, el Instituto de BUP y COU Maestro Haedo y mi militancia en las Juventudes Comunistas y en las Juventudes Socialistas de Zamora con mi “hermano” Manuel Lozano , “Judax”, marcaron una parte de mi personalidad en mi adolescencia y juventud en los años 80. Y ahÍ tengo que hacer una mención especial, además de un agradecimiento a todos mis profesores, los valores y enseñanzas de mi Profesor y Catedrático de Lengua y Literatura José Ignacio Primo MartÍnez.

Porque José Ignacio fue mucho más que un profesor catedrático de Lengua y Literatura en mis años de adolescencia y juventud en el Instituto de Bachillerato Mixto Maestro Haedo. Nos hizo comprender la sintaxis, el léxico y la gramática. Nos hizo entender la literatura, sentir la poesÍa, aprender a leer la novela, sentirnos cómplices de los personajes teatrales. Recitar con pasión a Lorca, a Bécquer, a Machado, a RosalÍa de Castro, a Alberti o a Miguel Hernández. Interpretar a Lope de Vega, a Garcilaso o a Góngora. Conocer a nuestros León Felipe y Claudio RodrÍguez. A todos y a muchos más.

Con nuestro fantástico profesor José Ignacio Primo innovamos en el aprendizaje de la literatura plantando en los años 80 los árboles en los jardines del Maestro Haedo, recitando poesÍa, y ahÍ siguen los árboles, ahÍ sigue su legado.

Y con José Ignacio Primo tuve el honor de organizar los festivales flamencos del Ayuntamiento de Zamora como Concejal de Juventud y Fiestas en los años 90, con Andrés Luis Calvo como Alcalde socialista. En la Puerta del Obispo el arte flamenco se respiraba junto al olor a tilos y verano con Menese, Pansequito, la Niña de la Puebla, Mercé, Rancapino, Juan Peña “el Lebrijano” y tantos y tantas maestros y maestrs que nos enseñaron a amar el cante por derecho. Siempre con ayudantes tan grandes del Servicio Municipal de Obras como Emilio González, Joaquín Martín “Colo”, Enrique López Pechero o Paco Zamarreño, a quien tanto debemos por su entrega y ayuda.

Con todo el reconocimiento y respeto a la Peña de Amigos del Cante Flamenco de Zamora que tanto y tanto han aportado a uno de los mejores festivales de cante de España.

Mi profesor de Lengua y Literatura, mi maestro flamencólogo del Cante Flamenco, era y es la media naranja de otra persona grande entre los grandes, maestra de niños, maravilla del ser humano, a quien tanto queremos, Feli Mielgo.

Cómo no recordar en aquellos frÍos dÍas de Diciembre de los años 80 y 90 las Campañas “Una Cultura para la Paz” y el “Ciclo de Cine Infantil” que organizábamos las Juventudes Socialistas y el empeño de Feli como directora del Colegio Alejandro Casona. Cómo no recordar esa sonrisa amable, afable, cariñosa, serena, sincera y de amistad de Feli en nuestros encuentros con José Ignacio, Pilar y Andrés en la Calle los Herreros o en el Bar Viriato de nuestro amigo Luis Barbón.

Cómo no recordar la felicidad que supone haber compartido y seguir compartiendo la vida con personas tan maravillosas que tanto nos han enseñado. Como no darle las gracias a José Ignacio y a Feli. A Pilar y a Andrés.

En mi memoria siempre irá con ellos (ahora más que nunca con Feli y con José Ignacio) el Romance Sonámbulo de Federico García Lorca, musicado y cantado fantásticamente por Manzanita, José Ortega Heredia.

Verde que te quiero verde.

Verde viento. Verdes ramas.

El barco sobre la mar

y el caballo en la montaña.

Con la sombra en la cintura

ella sueña en su baranda,

verde carne, pelo verde,

con ojos de frÍa plata.

Verde que te quiero verde.

Bajo la luna gitana,

las cosas la están mirando

y ella no puede mirarlas.