Ustedes recuerdan cuándo y por qué se hizo célebre la expresión del título de esta columna. A muchos en aquella ocasión nos pareció divertida, ahora la gran familia socialista estamos tristes porque a quién deberíamos decirle lo mismo, es a una de las personas más relevantes de la alta política de los últimos 40 años de la vida de los españoles, es alguien que fue muy importante para evitar la desunión civil cuando todo parecía que se iba a ir por el precipicio. Los votantes le ayudamos pero la solución que le dio a los problemas que se amontonaban en la mesa del presidente, y a algunos especialmente, como la modernización de las Fuerzas Armadas de España, a las que conozco desde dentro con el empleo de Oficial y tengo motivos para afirmarlo –ahora estamos comprobando con la carta a S. M. el Rey que aquella reforma impulsada por el ministro Serra era necesaria- fueron celebradas como una fiesta por la inmensa mayoría de los españoles.

La sociedad era entonces tan pluralista como lo es ahora pero no estaba tan representada en el Parlamento cómo lo está en esta legislatura, supongo que es el debate público de ahora lo que le disgusta al expresidente, don Felipe González. Nadie le va a mandar a usted que se calle, pero a mí me gustaría que nos explicara con argumentos propios de la democracia y no en unas declaraciones con poco fundamento por qué cree que sus ideas son “sagradas” y las del presidente, también es de usted, y su Gobierno no lo son. Usted no puede expresarse políticamente como lo está haciendo porque le afecta a su personalidad en sentido negativo si no comparte los ideales de la sociedad cosmopolita. Creo que usted no es esa clase de persona, pero no es razonable lo que va diciendo por ahí alegremente. Debería usted pararse a meditar que una sociedad abierta admite distintos grados de apertura. Los años en que usted fue presidente la sociedad española era más cerrada y carecía de los mecanismos de apertura porque temíamos el recurso a la involución por la fuerza.

Hay otro aspecto de la actitud que ha tomado, aunque le respetamos como expresidente del Gobierno español, que no le favorece y tiene relación con la disciplina de los militantes y el respeto a los representantes. Este presidente ha sido elegido por los votos de los españoles, lo mismo que lo fue usted y es único y el mejor que tenemos ahora. Seguramente que desde el alto pedestal en el que los españoles ponemos a los expresidentes crean que todos los demás se equivocan y admito que puede suceder, pero en vez de deleitarse haciendo declaraciones que nos aburren mucho, podría coger el teléfono y advertir al presidente en qué se está equivocando y si no rectifica aceptar su decisión disciplinadamente, exactamente igual que usted exigía a los militantes. “El que se mueve no sale en la foto”.

Con todo, “gracias Felipe”, como finaliza el vídeo grabado hace 38 años en el día en que los socialistas se reunieron para celebrar el primer Gobierno socialista.