El traje nuevo de la “telemonitorización”

Tras la presentación del proyecto estratégico de la “silver economy”, siento sinceramente seguir manteniendo las dudas que su lectura me suscitó cuando se aprobó en la Diputación, con el voto a favor de nuestro grupo político. Porque nuestra intención no es poner palos en las ruedas de este proyecto que esperamos que sea subvencionado por Europa, y de ahí nuestro apoyo para que no llegara con reticencias a los organismos que toman esta decisión.

Pero como ya advertí en su día, ante tantas ilusiones puestas en el “silver” y el exceso de parafernalia en su exhibición, alguien tiene que decir que quizás “el rey está desnudo” para que se conozca la realidad y se pueda rectificar a tiempo.

En el cuento de Andersen, “El traje nuevo del emperador”, un rey que se preocupaba mucho por su vestuario contrató a dos sastres que dijeron que le iban a coser un traje precioso, con una tela especial que sólo podrían ver quienes no fueran tontos o indignos de su cargo. Nadie veía el traje, pero como tenían miedo de ser tomados por tontos, lo alababan sin más, incluido el propio emperador que fue al desfile vestido con sus invisibles telas, también alabadas en la calle por todo el pueblo para no pasar por tontos. Hasta que un niño dijo: “pero si el rey va desnudo”. Y todos se dieron cuenta de la verdad.

Si cambiamos emperador por presidente, vestuario por imagen, traje por proyecto europeo, pueblo por aduladores y desfile por congreso “silver economy”, solo falta la inocencia de un niño que advierta que el rey va desnudo. Los zamoranos no somos presumidos como el rey del cuento, pero sí estamos tan desesperados que a veces nos pueden hacer creer que existen soluciones casi mágicas para acabar con el paro, con la despoblación y con la pobreza.

A falta de niño inocente, yo me atrevo a preguntar: ¿y si el rey fuera mal vestido? ¿Y si no es el traje que necesita Zamora? La respuesta en el propio traje, en algunas de las palabras que tejen el proyecto. Como éstas.

En el Área de Promoción empresarial se dice: “El objetivo es liberar a la sanidad pública, usualmente abarrotada por dolencias leves relacionadas con la edad, fomentando proyectos de cuidados preventivos, telemedicina y asistencia ambulatoria” (pág. 57).

Entrando en la telemedicina en tres versiones, “teleconsulta, telemonitorización y telecirugía”, dice el proyecto: “Con el escenario que nos encontramos –envejecimiento de la población, incremento de la movilidad ciudadana, mayor dispersión demográfica- la telemedicina supone un canal idóneo para asegurar una asistencia médica de calidad” (pág 61). “La telemedicina en atención primaria ya se está testando en el sistema de salud de Castilla y León”. Lo sabemos y sufrimos.

Sobre las farmacias: “Otra necesidad es la regulación homogénea en toda España que permita dispensar medicamentos fuera de las farmacias”. “También la participación de las farmacias en campañas de prevención o seguimiento médico han permitido un mejor rendimiento de las mismas.” “Entre las alternativas se encuentra que los pacientes deben pagar por ese servicio para que sea sostenible en el tiempo, si bien se muestran partidarios de que sea subvencionado con fondos públicos.”

¿Es este el traje maravilloso que necesita Zamora en los servicios de salud?

Si en la sanidad queda claro que no es nuestro traje, en los servicios para los silver nos quieren vestir así: “Debemos ir a una sociedad en la que los robots te acompañan en casa, te ayudan con las tareas domésticas, y te recuerdan la medicación” (pág. 89).

Los servicios que se promueven para ser prestados por empresas lo son en distintos ámbitos: los cuidados, las soluciones tecnológicas, el estilo de vida y moda, las residencias y el ámbito financiero. Y aquí es donde queremos decir como el niño del cuento que “el rey está desnudo” o sencillamente que nos preocupa que lo que en estos momentos son derechos humanos como el derecho a la salud y a los cuidados, que son prestados por los servicios públicos, pasen a ser un negocio empresarial. Y en este documento del Silver Economy existe este riesgo.

La propuesta financiera con un coste de 40 millones en dos años lo deja muy claro: 19 millones, para promover empresas, con subvenciones y mejoras fiscales; 10 para alianzas con otros territorios; 5,7 para formación –seguramente impartida por empresas- y 5,5 para internet. Hasta aquí lo que dice el proyecto. En definitiva, el gasto mayor es para que se instalen empresas que presten servicios a los silver o mayores, considerados un nicho de negocio empresarial.

Por si no estuviera claro que hay un riesgo en el proyecto de privatizar los servicios públicos y gratuitos, la Diputación –presidida por un emprendedor que se ha dado a la política- insiste en la misma línea: “robotizar” un pueblo en la zona fronteriza. Y la Junta también, mediante la teleasistencia avanzada a través de una plataforma tecnológica que permitirá detectar los problemas de los usuarios, mediante la instalación en el domicilio de sensores de presencia, detectores de humos o de caídas, etc. ¡Hasta nos puede abandonar la iglesia con la nueva “app” para rezar!

Por lo tanto, dicho queda. Puede que el rey vaya desnudo como en el cuento, y que el nuevo traje para el desarrollo de esta provincia sea dejar en manos de las empresas los derechos que los zamoranos queremos: medicina presencial en los consultorios, residencias públicas que podamos pagar con las pensiones, ayuda a domicilio con personas y no con robots, y hasta que se mantengan los curas en los pueblos (son los únicos que siguen en la zona rural).

Pero tengo que rectificar: el rey no va desnudo ¡Es un robot!