A la práctica totalidad de ciudadanos españoles no les ha gustado que el Gobierno de España pacte los presupuestos con grupos independentistas y filoetarras. A la práctica totalidad de ciudadanos españoles el pacto con EH Bildu les ha parecido algo así como una puñalada trapera. Las razones están en su pasado y en su presente. El presente de esta formación no es mejor que su pasado. La portavoz de Arnaldo Otegi se está encargando, ella solita, de caldear los ánimos. Vamos por partes.

El pasado lunes Mertxe Aizpurua, que así se llama la susodicha, se jactó de haber bloqueado las opciones del Gobierno de coalición gracias a las alianzas tejidas para el acuerdo de Presupuestos. No conforme con eso, anunció a bombo y platillo que, a partir de ahora, sus reclamaciones serán mayores, subirán de tono. El tono no es otro que la consecución de avances económicos y políticos de más alcance. Hablando pronto y bien, más dinero e independencia.

Esta señora ha sacado pecho, y nunca mejor dicho, desde luego no al modo y manera de aquella cantante italiana, Sabrina Salerno, sino en el sentido de adoptar una actitud de orgullo y desafío y durante el debate de las enmiendas se empleó a fondo, amenazando con hacer valer los votos de EH Bildu en este camino, asegurando que serán mucho más exigentes con el Gobierno de España. ¿Más todavía? Han sacado una tajada inmensa de su apoyo a los presupuestos y no conforme con eso sigue jactándose. Más que jactancia lo suyo suena a amenaza. Alardea de la fuerza que ahora tienen en el Congreso de los Diputados y exige un “procés” con “referéndum pactado”.

En medio de la jactancia en la que se regodea, lo que más duele, lo que más escuece es que asegure que tienen secuestrado al Gobierno. Ese secuestro está saliendo en exceso caro. No se puede seguir pagando un rescate tan alto. El rescate del Gobierno debería estar en manos más responsables, incluso del propio Partido Socialista que, de haber querido, en ningún momento habría necesitado pasar por esta vergüenza, por estas humillaciones constantes tanto del portavoz de la Esquerra catalana como de la portavoz de EH Bildu.

La hoja de ruta de Bildu pasa por “avanzar en la plurinacionalidad”, “transitar hacia una política penitenciaria que deje atrás la excepcionalidad” y una serie de derechos sociales, algunos inasumibles, como todos los propuestos. España no necesita redentores y mucho menos necesita las lecciones y los alardes de quienes tienen las manos manchadas de sangre inocente. Los alardes de Aizpurua demuestran la enorme cantidad de carencias democráticas de una resentida.