Aunque no se llegue a conocer nunca el alcance de los acuerdos reales a que hayan podido llegar los señores Sánchez e Iglesias -tanto monta, monta tanto- con los filoetarras de BILDU, los separatistas de ERC o los nacionalistas del PNV, entre los que se encuentran los siguientes:

- Golpe mortal al español como lengua vehicular de la enseñanza en Cataluña. - Ataque frontal a la enseñanza concertada y a los centros de educación especial.

- Cesión de los terrenos de los cuarteles Loyola de San Sebastián al Ayuntamiento de la capital donostiarra, para su expansión urbanística. Hace dos semanas el Ministerio de Defensa expresó su rechazo a tal cesión por considerar de vital importancia los referidos cuarteles para el desarrollo de las Fuerzas Armadas.

- Veto al control de las cuentas públicas de la Generalitat por el gobierno de la Nación.

- Armonización al alza de la fiscalidad en los tramos autonómicos, en un intento de arrinconar a la comunidad autónoma que mejor está haciendo las cosas en materia fiscal.

- Apertura de nuevas vías al derecho de autodeterminación en las comunidades que pretenden convertirse en repúblicas independientes, etc.

La sensación que tenemos todos los que seguimos un poco los avatares de la política y amamos España, es que el gobierno se ha vendido y se seguirá vendiendo a los unos y a los otros por un puñado de votos; y todo, para poder sacar adelante, hoy, los Presupuestos Generales del Estado, que, dicho sea de paso, dejan mucho que desear, y mañana, para intentar perpetuarse en el poder, sin importarles lo más mínimo el daño que sus pactos y devaneos con los enemigos de España nos puedan causar al resto de españoles ¡Miserables! Como sigamos aguantándoles, el día que dejen de gobernar, nos habrán dejado una España troceada y más enfrentada y dividida de lo que jamás ningún español de bien hubiera querido imaginar. Ante lo que está pasando, los ciudadanos españoles debemos reflexionar, armarnos de valor y organizarnos para plantar cara al gobierno, de la mano de los políticos, de antes y de ahora, que puedan estar preocupados por la situación que estamos viviendo, y dispuestos a liderar la constitución de una plataforma cívica capaz de convencer a una mayoría suficiente de diputados de la necesidad de desbancar al actual gobierno de coalición, por la deriva que está emprendiendo en compañía de los que quieren romper España.

Desconozco las fórmulas que lo puedan propiciar, pero sean cuales fueren, espero y deseo que los líderes políticos sepan aparcar sus diferencias ideológicas, cuanto antes, y se pongan de acuerdo para acabar con las indignas formas de hacer de quienes están al frente del actual gobierno de coalición, por la cuenta que nos tiene. Sé que los intereses de partido, los personalismos, e incluso el orgullo de cada uno de los más o menos afamados líderes políticos pueden pesar mucho, pero como el amor a la España igual, libre, unida, justa y fuerte que queremos la mayoría de los españoles, entiendo, debería pesar más, confío en que, al menos por una vez en la vida, la unión de los diputados más dignos que ocupan el hemiciclo pueda hacer valer la fuerza de la razón frente a la sinrazón de la fuerza. A tal fin, desde mi humilde posición de simple observador de la realidad, lanzo un SOS a todas las personas, y sobre todo a los líderes políticos y de opinión, que pudiendo pensar como yo consideren que es factible dar pasos que en la dirección apuntada. Sea como fuere, hemos de volver a ver las cosas con el espíritu de la Transición y olvidarnos de los odios y rencores que tan equivocadamente quiso reavivar Zapatero y que, con tantas ansias de revancha, están queriendo retroalimentar quienes hoy nos gobiernan, cuando lo que más necesita este país es caminar de nuevo por la senda de la reconciliación.

En las circunstancias en que nos encontramos, o nos empezamos a mover para hacer posible la conformación de esa alianza que se antoja necesaria, o “apaga y vámonos” porque habremos dejado al país en manos de quienes, desde que se aprobara la Constitución, más daño le han hecho, y le pueden seguir haciendo, si nada lo remedia. Tengo la convicción de que muchos de los diputados socialistas que hoy ocupan escaños en la Cámara Baja habrán bajado la cabeza al escuchar a Felipe González decir lo que ha dicho en relación a los pactos referidos; por ello, y porque estoy seguro de que, si los diputados del PSOE que reniegan de los modos y maneras del presidente Sánchez y de quienes se sientan a su lado, se sentasen a hablar con los del resto de partidos constitucionalistas que consideran que no es de recibo que sean los independentistas más recalcitrantes y los herederos de ETA quienes estén marcando las pautas al gobierno e imponiéndole sus condiciones, podrían conformar una mayoría suficiente para plantar cara al actual gobierno de coalición y forzar su descomposición.

La solución del problema está pues en manos de quienes, siendo conscientes de lo que está sucediendo, puedan tener el valor de decir ¡basta ya, hasta aquí hemos llegado! Yo les animo a que así lo hagan y a que tengan lo que hay que tener para plantarse y decir a sus jefes lo que sienten, con el simple argumento de reconocer que no están haciendo lo que prometieron a sus votantes. Estar por estar, sea donde sea, no solo no dignifica sino que empequeñece a quienes no tienen el valor de defender sus ideas y expresar sus opiniones cuando y donde sea menester. Si triste puede ser comprobar la realidad, qué maravilloso sería que hubiera una mayoría de diputados libres y valientes que nos pudieran sorprender. ¡Esperémoslo!