¿Qué es lo de la Patiño? Lo de siempre. Las meteduras de pata, los gazapos, la ignorancia supina, la incultura y cierto analfabetismo incomprensible en quien, constantemente, blasona de su condición de “periodista de investigación”. Como es sabido, sobre todo entre los seguidores de ‘Sálvame’ y sus secuelas, ‘Deluxe’ y demás, sus investigaciones consisten en sacar los trapos sucios de los famosos de medio pelo entre los que a veces se cuela alguno que otro de pelo entero. Está chica le da más patadas al diccionario que Messi al balón. Lo grave es que después de ponerse en evidencia, una y mil veces, se queda tan oreada, como si su incultura se tratara de una gracieta más.

Qué pena me da, saber la cantidad enorme de dinero que cobra esta chica por presentar o colaborar en programas calificados por tantos de ‘basura’ en los que, permanentemente, deja constancia de su retraso cultural mientras multitud de buenas periodistas, jóvenes y no tan jóvenes, no pasan de mileuristas, tienen que cambiar su profesión por atender la barra de un bar o están en el paro, esperando el santo advenimiento laboral que no llega porque el momio está repartido ya entre los grandes, los bien ‘pagaos’, y la caterva de indocumentados, entre los que hay excepciones, lógicamente, que flaco favor le hacen a la cultura.

La Patiño es de estas últimas. Suele convertir cada una de sus apariciones televisivas en carne de cañón para las redes sociales como ocurrió el pasado sábado. Sus constantes fallos, sus frases sin sentido, sus penosas ocurrencias, su notoria falta de preparación han pasado a ser sus señas de identidad. Esta vez las redes no han tenido piedad. No voy a pormenorizar en el relato de lo sucedido. Sólo decir que la nueva entrega del pasado ‘Sabado Deluxe, estuvo centrada en torno a la escandalosa polémica del clan Pantoja. En un momento dado, el abogado de los hermanos Rivera Ordoñez quiso poner un simil para reflexionar acerca de sus clientes, utilizando el pasaje bíblico del juicio del rey Salomón. Apueste lo que quiera a que la Patiño, por las caras que ponía, no sabía de quién se trataba y no sólo eso, calificó el episodio como una “fábula”. Acompañó el gazapo con una reflexión absolutamente incoherente

La que le ha caído encima ha sido gorda. Los diarios de tirada nacional tampoco han dejado pasar la ocasión. Los cibernautas se han mofado sin piedad de quien presume de gran periodista pero suspende con un cero patatero en cultura general y en preguntas elementales en las que chavalitos de diez años le dan sopas con honda.