Hay cuestiones que transforman en virtud lo asqueroso y son la afirmación que con vigor regresa cada año. Junto a diciembre corre lo determinado por la docilidad de la tradición. En realidad, creo que sale de nosotros todo aquello que permanece oscuro, para en apariencia parecer claro. Más allá de lo que con afán se pretende transformar para la ocasión está el gesto del cinismo... Todos (en mayor o menor medida) somos el efecto de la falsedad; desde que nacemos nos enseñan a impregnar la vida en una realidad “comunicable” y nos enseñan el orden y la jerarquía de lo “políticamente correcto”. Por lo visto, (sonrío) en nuestra sociedad se le llama impertinente al que va de frente y no necesita justificar ninguna de sus acciones. Creo que es apropiado ver la intencionalidad de la hipocresía; pero, por supuesto, siempre con lejanía e indiferencia. La Navidad traduce el ansia de parecer buenos y justifica la necesidad de aparentarlo. ¡Prepárense! De ahora en adelante recibirán los WhatsApp más falsos de todo el año. Sí, me refiero a los de las personas que no se acuerdan nunca de nosotros, y en Navidad aparecen igual que fantasmas. Ante determinadas cosas lo mejor es reírse, junto al humor, lo falso se convierte en mofa y lo momentáneo en burla. Es el momento de identificar a todos los que son el punto de partida de la falsedad y liberar memoria en los teléfonos móviles. ¿Quién nos impide ser la imagen de la autenticidad? Nosotros mismos. La vida (opinión subjetiva) se ve de distinta manera el día que uno deja de formar parte de viejas palabra y se impone encontrar otras nuevas. Después de Navidad cambiarán los estados anímicos y lo que durante el mes de diciembre afirmamos, en enero será olvido. Hay cosas que siempre renacen y bruscamente nos hacen aterrizar en la realidad.

Debemos adquirir la forma de lo auténtico y pensar que por encima de los conceptos está la esencia. Sí, la misma que extrae lo mejor de nosotros y nos vuelve más profundos. Lo “políticamente correcto” siempre tiene el mismo destino y además tiene el hedor de la hipocresía. Por lo tanto, creo que es mejor inspirar la vida en los aspectos que muchas veces no vemos, y pasar de las personas que son la falsedad envuelta en un papel bonito. Se me antoja ser gesto impertinente y empezar a mandar “a la mierda” a todas las personas que solo se acuerdan de mí en diciembre. Lo falso (sonrío) es lo que tiene... No se recibe con respeto y con gusto. Por lo tanto, la recepción jamás será sinónimo de agrado. Lo irreal puede contribuir a ver fantasmas resucitados en masa. Diciembre, claro, diciembre.