Cuando ocurre un accidente de tráfico, se producen lesiones físicas y psicológicas, e incluso en muchos casos ambas.

Hablamos de que un accidente de tráfico, ocurre de una forma imprevista, y que por tanto no estamos preparado ni psicológica ni físicamente, e incluso me atrevo a decir, que un accidente marcará para siempre un antes y un después en nuestras vidas.

Un accidente vial, no solo afecta a la persona que lo sufre en primera persona, también lo sufre el entorno más allegado de la víctima, que incluso también pueden precisar de algún tipo de tratamiento, generalmente psicológico, en especial cuando la víctima del siniestro ha resultado gravemente herida o por desgracia ha fallecido en el accidente.

Los accidentes viales se pueden producir por multitud de causas y éstas pueden incidir en una mayor o menor gravedad. Según la gravedad del accidente, la víctima y en su caso su entorno, necesitaran una ayuda diferente. En los casos más graves, se juntará además de la ayuda psicológica, la ayuda jurídica, ya que cuando existen accidentes de gravedad, entran en juego las responsabilidades jurídicas, algunas de carácter penal.

Además de la ayuda psicológica y jurídica, en algunos casos es necesaria una ayuda sanitaria específica, para aquellos casos en que debido a la gravedad del accidente, existan secuelas de carácter físico de importancia , donde el accidentado se enfrenta a tratamientos médicos o a largos procesos de rehabilitación.

En ocasiones, la gravedad del accidente vial hace que la víctima no pueda seguir desempeñando las acciones laborales que venía prestando, por lo que se enfrenta a una nueva realidad, dónde tendrá que afrontar un cambio de actividad laboral, por otro que esté dentro de sus limitaciones y posibilidades. Además se enfrentará en muchos casos a que tendrá que realizar una adaptación de su propio hogar o cambios en su vehículo, en aquellos casos en que la víctima se haya recuperado psicológicamente para afrontar el regreso a la conducción.

Como podrás observar querido lector, cuando una persona sufre un accidente de tráfico, existe un antes y un después en su vida, y como somos conocedores de su existencia, diferentes Fundaciones y Asociaciones trabajamos las 24 horas del día, los 365 días del año, para poder dar cobertura a las necesidades que se le pueda presentar a las víctimas y sus familias, ya que no podemos olvidar, que las familias de los accidentados también son víctimas.

El pasado día 15, y como cada tercer domingo del mes de noviembre de cada año, recordamos a todas y cada una de las víctimas de accidente de tráfico en su día Mundial, para que estos tristes episodios no se vuelvan a producir y en caso de que se produzcan tengan el menor impacto lesivo en sus vidas o en la de quienes les rodean.

(*) Delegado provincial en Zamora de Fundación AVATA de ayuda al accidentado