No sé si al paso que vamos se hará conveniente llamar a Iker Jiménez, director de IV Milenio y a todo su equipo de colaboradores para que investiguen lo que a tantos nos ha dejado perplejos. El objeto de la investigación que solicito no es otro que el ciberataque sufrido por la Cooperativa Bajo Duero (Cobadu). Al buenazo de Iker le daría para más de un programa. Parece tal que los hados malignos se hubieran confabulado contra Cobadu para hacerle, si no la vida, sí su trabajo cotidiano más difícil. Lo de imposible no está en el vocabulario de la conocida Cooperativa. Supongo, cuando esto escribo, que Cobadu habrá recuperado la normalidad, que las aguas habrán vuelto a su cauce y que todo en esta gran Cooperativa seguirá su ritmo habitual.

Lo de Iker lo dejaremos para otro momento, teniendo como tenemos una Guardia Civil, única en el mundo, que cuenta con una unidad de ciberseguridad. Creo que se trata del Grupo de Delitos Telemáticos, que hace blanco en todas las dianas. No hay delito que se le resista. Estoy convencida que darán con la mano o las manos que han movido estos hilos invisibles que hacen mucho daño en beneficio propio. Esa es la forma que tiene de actuar la ciberdelincuencia, con métodos y técnicas que van evolucionando o mutando y que dan lugar a nuevas formas de ciberdelincuencia. Los delincuentes avanzan y la Guardia Civil también. La Benemérita es la mejor garantía que tenemos todos los españoles y particularmente las grandes empresas, como Cobadu.

Debería tejerse una tupida red que prevenga y proteja estos ataques que, en el caso que nos ocupa, no sé qué pueden estar buscando, qué esperan conseguir, qué es lo que en realidad quieren. Una red que permita identificar de inmediato el origen de tanto ciberataque. Y que sirvieran por igual para el Cibercrimen, el Hacktivismo, el Ciberespionaje y el Ciberterrorismo. No estoy introducida en la materia y lo mismo digo alguna barbaridad, pero algo habrá que hacer para ir por delante de esta nueva caterva de delincuentes. Y si hay que destinar recursos ilimitados que se destinen. Porque lo que hoy le ocurre a empresas y particulares, mañana puede ocurrirle al Gobierno, al Banco de España o a los complejos hospitalarios. Nadie está libre de sufrir este tipo de ataques.

En la guerra cibernética no pueden ganar los malos. Y no ganarán. Deben ser perseguidos hasta sus últimas consecuencias. Confío plenamente en el trabajo de la Guardia Civil. Y deseo de corazón que el mal trago por el que ha pasado Cobadu se resuelva con prontitud y éxito.