En los años sesenta, en las calles de Fildadelfia, se popularizó el término Black Friday para describir la forma en que las avenidas comerciales se abarrotaban el día después de Acción de Gracias. Con el paso de los años esta fecha fue convirtiéndose en el pistoletazo de salida de las compras navideñas, extendiéndose su notoriedad desde los Estados Unidos al resto del globo. En la última década esa expansión se ha ido consolidando en nuestro país y es bastante común pasear por las calles de nuestras ciudades en estas últimas semanas del mes de noviembre y ver cómo, bajo el reclamo del Black Friday, se nos presentan descuentos en compras y se nos anima a consumir.

Pero los tiempos han cambiado y, ese ánimo consumista que nos llevó en el pasado a concentrarnos en grandes superficies, tiene que ser sustituido por un consumo de proximidad responsable con nuestro entorno más inmediato. La Navidad nos espera a la vuelta de la esquina mientras los días pasan con incertidumbre y el comercio local y la hostelería enfrentan sus horas más bajas. Una coyuntura crítica que debe ser aprovechada para cambiar nuestras pautas de consumo y para hacernos más conscientes de cómo nuestra forma de consumir afecta al bienestar general. Muchas actividades de animación infantiles, cabalgatas y desfiles, no podrán efectuarse por la situación sanitaria, y la campaña navideña de comerciantes y hosteleros se verá inevitablemente mermada por las restricciones y por la reducción de la movilidad. Por todo ello, nuestra contribución al comercio local cobrará especial importancia en las próximas fechas, unas fechas en la que la mejor compra posible será la que dediquemos al consumo de cercanía.

Conscientes de esta situación, desde el Grupo Municipal del PSOE, hemos solicitado la Convocatoria del Consejo Sectorial de Comercio para preparar la campaña navideña con actividades adaptadas a la nueva normalidad, y para poder debatir iniciativas que fomenten la actividad comercial. Es imprescindible que estas fechas se aprovechen para insuflar un balón de oxígeno al comercio y a la hostelería y que se diseñen actividades que, respetando las condiciones de seguridad y las medidas sanitarias, permitan mejorar las perspectivas de los negocios zamoranos. Animación callejera, acondicionamiento de espacios con ventilación y talleres infantiles, todo ello ampliando las alternativas de ocio, estimulando la demanda interna y mejorando la economía de los hogares zamoranos.

Este Consejo Sectorial debería servir también para evaluar el impacto de los Zamora Bonos con los comerciantes de la ciudad y observar en qué se pueden mejorar para hacerlos más efectivos y atractivos al consumidor. Desde el mes de mayo, los concejales socialistas propusimos la fórmula de los bonos al consumo para incentivar el comercio local y para ayudar a los vecinos y vecinas de Zamora en sus compras diarias. Una medida que se implantó con relativo éxito pero que, puntualmente, será insuficiente para responder a las necesidades que demanda el bolsillo de consumidores y comerciantes.

A lo largo de estas últimas semanas hemos visitado multitud de comercios que participaron en la primera campaña de los Zamora Bonos y hemos comprobado que, a pesar de la buena acogida de la iniciativa y de la valoración positiva general, la distribución de consumidores ha sido desigual, no ha llegado a todos los negocios y no ha conseguido tener un impacto suficiente en los hábitos de consumo. En definitiva, hemos comprobado que, para que medidas de estímulo del comercio local como los Zamora Bonos tengan éxito, no es suficiente con renovar una partida presupuestaria sin haber efectuado antes un diagnóstico de sus repercusiones.

Todo parece indicar que los Presupuestos Municipales de 2021 incluirán una partida para los Zamora Bonos, sin embargo, esta partida no prevé una ampliación de los destinatarios en futuras oleadas para evitar que beneficien exclusivamente a los parados, no permite que el consumo llegue a un mayor número de comercios y se distribuya de manera más homogénea la demanda, y no consigue fidelizar a la mayor cantidad de clientes posibles en el consumo de cercanía. Además, la ampliación reciente de los bonos al consumo a la hostelería, como se ha hecho en algunas ciudades de nuestro entorno como León, debe ser también valorada ante la situación de emergencia que atraviesa el sector. Los bonos al consumo deben ser una medida que persiga una doble finalidad, ayudar a consumidores y clientes en sus gastos diarios y apoyar al tejido productivo de la ciudad para superar estos momentos críticos.

Tristemente, comerciantes y hosteleros, no van a poder contar con estos bonos para salvar una campaña navideña que se antoja muy complicada, aun así esperamos que el Ayuntamiento de Zamora no se quede de brazos cruzados y dedique todos los esfuerzos posibles para garantizar el apoyo en las fechas que se avecinan. El Black Friday debe convertirse en un “Zamora Friday”, en un esfuerzo conjunto de las administraciones y de la sociedad civil para conseguir que el consumo de cercanía sirva de bálsamo a la precaria situación que atravesamos.

El verdadero espíritu navideño no se encuentra en los pasillos de unos grandes almacenes, sino que nace del compromiso con nuestros allegados, con nuestros vecinos y con los negocios de nuestros barrios, porque, como dijo el columnista estadounidense Burton Hillis, “el mejor de todos los regalos alrededor de cualquier árbol de Navidad es la presencia de una familia feliz”.

(*) Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Zamora