Noviembre es el mes más triste del año, cuando la luz enferma y pierde fuelle. Es el de los bajones, el de las depresiones, el de la humedad dormida. Este y no abril es el que solo debería venir de mil en mil años. Zamora es noviembre aunque se llene de amapolas en primavera y luzca, pizpireta, en verano. Bueno, pues a pesar de todos estos adjetivos, que son ciertos, a veces hace excepciones y deja escapar cierta dosis de ilusión por debajo de sus entretelas. Este año lo ha hecho. En el noviembre del Covid, de la enfermedad y la muerte, ha resurgido una flor que se llama esperanza. Zamora no ha entregado la cuchara, sigue viva porque vivo sigue estando su futuro. En la mesa redonda online, organizada por este periódico, sobre emprendimiento en el mundo rural volvió a ponerse ayer de manifiesto: no todo está perdido. Telefónica llevará la fibra óptica a otros 134 pueblos de Zamora en 2021, la Junta va a ayudar a construir esa imprescindible autopista de la comunicación y a ofrecer los servicios públicos básicos y necesarios para que la despoblación no avance y se lo coma todo. Este tiempo de pandemia si algo ha demostrado es que los espacios saludables, sin aglomeraciones, son una opción apetecible.

Caja Rural ahí va a estar para sacar adelante iniciativas relacionadas con los tres pilares de desarrollo de la provincia: agroalimentación, energías renovables y turismo, y Cobadu, la cooperativa más importante de Castilla y León, se mantiene firme y en disposición de seguir creciendo como ejemplo de las cosas bien hechas. No todo está perdido. Pero, eso sí, la provincia necesita una discriminación positiva, porque es de justicia, no es un regalo.

Por otro lado, la Diputación dará esta misma semana un nuevo impulso a su proyecto de convertir en una oportunidad de desarrollo para la provincia el envejecimiento activo y saludable. Zamora va a ser en breve territorio Silver de referencia europea, una alternativa reforzada en tiempos postcovid. La institución apoya también la puesta en marcha de la biorrefinería de Barcial del Barco, una iniciativa que ya está ahí y que supone la mayor inversión de la historia en la provincia.

Lo dicho, en noviembre ha renacido una flor que se llama esperanza. Hay que cuidarla.