Incluso el presidente más poderoso del mundo, Donald Trump, que lo ha pretendido durante su mandato, ha sido derrotado y humillado por la fuerza de los votos. Aunque su base de apoyo no le abandonará de un día para otro terminará siendo ignorado y considerado un patán por sus adversarios políticos y por la elite internacional. Eso para un expresidente de los EE UU de Norteamérica que después de finalizar su mandato siguen siendo invitados por las universidades y clubes más prestigiosos del mundo a dar conferencias porque se siguen respetando sus opiniones. Después de cada conferencia del expresidente Obama la asistencia de su mujer a un acto relevante la sociedad hace que se sienta más a gusto consigo misma. Los recuerdos de las ocurrencias de Donald Trump se irán debilitando hasta desaparecer. Ahora sus partidarios están furiosos porque no les han salido los estadounidenses tan sumisos como ellos se creían. Es sencillo, ni sucederá de repente pero con el paso del tiempo se darán cuenta que el mundo no estaba compinchado en contra de ellos que se creen los más honrados, trabajadores y leales a los ideales del estadounidense que se hacen así mismo.

En un país de 300 millones de habitantes se cree que hay un 30% de fanáticos seguidores de Trump, pero en alguna parte he leído que después de las elecciones algo se ha torcido y los residentes en los barrios con negocios prósperos e incluso los cristianos evangélicos se han hartado de sus ocurrencias y han abandonado la causa por la que lo apoyaban. Para crear a un dictador se necesita más del 30% de fanáticos, entre otros contar con la cúpula de las Fuerzas Armadas más tecnificadas del mundo y éstos nunca han estado por la labor de hacer un Presidente dictador en su país aunque los hayan fabricado a su medida en otros o los hayan apoyado en determinadas circunstancias, pero siempre los han odiado. Cada vez que un Alto Mando de las Fuerzas Armadas, incluido el Secretario de Defensa James Mattis. Jim para los amigos, nombrado por Trump, después de calificar al Presidente “como un peligro para la Constitución de los EE.UU. de Norteamérica y despacharse a placer calificándolo como imitador de la retórica propagandista nazi por utilizar a las fuerzas de la 82 División Aerotransportada y las de la Décima de Montaña, en total 1.600 soldados para desalojar a unos manifestantes de unas calles que protestaban por el asesinato de un afroamericano, acabó dimitiendo de su Alto Cargo por oponerse a la retirada de los soldados estadounidenses destacados en Siria.

Durante los cuatro años de su mandato ha habido varias destituciones de altos mandos del Ejército por oponerse a que el presidente utilice a las Fuerzas Armadas en misiones de orden público contra los ciudadanos de su país y los personajes nombrados para asesorarle en diversos asuntos de Estado han sido tratados como si fueran mozos de cuadra en un palacio en la Edad Media.

La lección que los que estamos convencidos de que los EE UU no es el país ni ninguno de sus gobiernos, sea de cualquiera de los dos partidos políticos, es que su presidente no es elegido por Dios para salvar al mundo. Con el recién elegido Biden pensamos que será un líder dedicado a los asuntos de Estado y a hacer todo lo posible para sanar las heridas que desgarran a los estadounidenses.

Eso es lo que yo desearía para relacionarse con el resto de los gobiernos de todos los países del mundo.