El Ministerio de la Verdad y otras cosas

Mientras los españoles de a pie seguimos amordazados, y no solo porque tengamos que ir con mascarilla, quienes nos gobiernan están aprovechando el estado de alarma y la situación de desasosiego en que estamos inmersos, por la COVID 19, para legislar a golpe de decreto y “entre col y col meternos alguna que otra lechuga”, como bien demuestran los hechos.

Ya no les vale con lo que pretenden hacer con la educación, que es un ataque frontal al derecho de todos los españoles a elegir la educación que consideren más adecuada y conveniente para sus hijos, en función de sus convicciones y circunstancias -quieren cargarse la enseñanza concertada, la educación especial y convertir a los inspectores de educación en comisarios políticos- sino que, además, pretenden sacarse de la manga un “ministerio de la verdad”, para poder ejercer la censura sobre los medios de comunicación al más puro estilo bolivariano, y relegar la enseñanza del castellano -lengua oficial del Estado español- allá donde haya otras lenguas cooficiales que poder impulsar, lo que, a todas luces, es un peaje que quienes nos gobiernan están dispuestos a pagar a los independentistas para poder seguir contando con su apoyo, o mejor dicho, para poder seguir gobernando, o lo que es lo mismo, para poder seguir disfrutando de los privilegios que conlleva estar en el gobierno, sin importarles lo más mínimo el daño que tal medida puede causar al Estado, por las consecuencias que conlleva. Y muchas cosas más que sería demasiado prolijo describir, como por ejemplo: lo que pretenden hacer con la monarquía -cargársela-, la judicatura -controlarla-, la sociedad -sujetarla a base de subsidios-, los empresarios -freírles a impuestos, etc.

Al paso que vamos, salvo que les podamos apear del burro, los Sánchez, Iglesias y cía. van a dejar España convertida en una caricatura de aquel estado por el que lucharon los políticos que hicieron posible la Transición y muchos de los que les siguieron.

No sé que más tiene que pasar para que quienes queremos una España libre, igual, justa, fuerte y unida digamos en alto ¡basta ya! Si no lo hacemos, el tiempo nos pasará factura y cuando nos queramos dar cuenta, enmendar el destrozo que están ocasionando a España quienes nos gobiernan será tarea complicada pues el daño estará hecho y desandar el camino costará “dios y ayuda”. Y si no, como suelo decir, tiempo al tiempo.

Algo parecido a lo que van a tener que hacer los norteamericanos para enmendar los errores de Trump, aunque, a decir verdad, nada tenga que ver la política hecha por el todavía presidente de EE.UU. con la que están ejerciendo nuestros gobernantes.

Trump y Sánchez, aunque no se parezcan mucho, tienen una característica común, cual es que, no solo gobiernan para sí, sino que lo hacen pensando solo en qué hacer para poder seguir gobernando. Al primero ya se le acabó el chollo; esperemos que al señor Sánchez le suceda lo mismo, cuanto antes mejor.