Un trabajo extraordinario el que está haciendo la sociedad cooperativa Consorcio de Promoción del Ovino. Un buen trabajo que se refleja en su expansión, en la cuenta de resultados y en su apuesta permanente por la profesionalidad, por la mentalidad empresarial, por potenciar todo aquello que los convierte en punteros, todo aquello que les ha permitido consolidarse a lo largo de los años, realizando un trabajo ímprobo. La facturación millonaria del Consorcio es producto, efectivamente, de un buen trabajo, de un trabajo hecho con fe, con dedicación no exenta de esfuerzo.

Esta sociedad cooperativa ha llegado muy alto y estimo que seguirán subiendo peldaños hasta que su internacionalización sea un hecho indiscutible. Lo importante, lo saben, es mantenerse, permanecer. Estos tiempos que nos está tocando vivir no son los mejores para apuntalar sus logros, para hacer proyectos de futuro, cuando el futuro inmediato es tan incierto. Así y todo quienes forman esta sociedad, lejos de arrojar la toalla, se han remangado y siguen creyendo en su crecimiento, dentro y fuera de España.

Hay una gran verdad que ellos mismos reconocen: necesitan ser conocidos y reconocidos por una sociedad que, salvo en el sector, pocos son los que pueden dar cuenta de las actividades realizadas hasta la fecha. Merece la pena hablar de sus integrantes, de las ganaderías familiares que la sustentan, de su eficacia y su eficiencia, de su carácter competitivo. A lo mejor necesitamos que nos expliquen como lo han logrado para que su ejemplo cunda y a pesar del pesar actual que a todos nos embarga, sean muchos los sectores que se embarquen en aventuras como la de esta sociedad cooperativa.

Lejos de dormirse en los laureles sus integrantes siguen empeñados en crecer, en multiplicarse, en convertirse en el ejemplo que ya son para otros tantos sectores relacionados con la ganadería y la agricultura. Ejemplos así son los que necesitamos en Zamora, sobre todo ahora, en estos momentos duros y difíciles para tantos como ven peligrar, no ya su futuro, sino su presente porque futuro no tienen. A lo mejor hay que replantearse muchas cosas en la Zamora urbana que tantas veces le ha dado la espalda a la Zamora rural, al campo, a quienes en realidad sostienen a esta tierra.

A Benjamín Fernández Anta, presidente del Consorcio, un hombre cabal, sencillo, un gran trabajador, enhorabuena por haber llevado, codo con codo con tantos, a esta sociedad al lugar privilegiado que ocupa en la actualidad, a María Angeles Blanco y José Antonio Asensio y también a Domingo, a Julio, a Jesús, a los Pacos... A todos cuantos os merecéis una gran ovación.